Primero fue el embeleco de pasar la Alcaldía al edificio de la FES pasando por alto que la administración pasada lo compro para centro cultural. Después, con un rápido chasquido de dedos, se pretendió transformar la vieja bodega de la estación ídem en nada menos que una cárcel de emergencia. Ahora, en todo un acto digno de la mejor prestidigitación, nos dicen que se ha propuesto convertir el recién restaurado (a medias) Palacio Nacional de Justicia, que es como se llama, en la estación central del futuro metro. Solo falta que se proponga trasladar a los vendedores de la calle al CAM. ¡Por favor! Como es difícil pensar que en la Administración Municipal nadie jamás haya estado en una estación de metro, o en una cárcel o en una verdadera alcaldía, o que no conozcan ni la FES, ni la bodega de los ferrocarriles ni el Palacio Nacional, cabe preguntarse qué se esconde detrás de esta afición tan suya a jugar a esta especie de pe...