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Mostrando entradas de septiembre, 2004

La arquitectura hoy. 30.09.2004

          La gran arquitectura siempre a estado al servicio de las clases dominantes y del poder. Desde los sacerdotes y faraones egipcios hasta los dictadores totalitarios de la primera mitad del siglo XX. Lo demás es construcción vernácula o popular. Sin embargo, desde hace varias décadas, coincidiendo con el llamado Movimiento Moderno, ese ideal del humanismo (del que habla Carlos Jiménez en su columna de hace unos días sobre la novena edición de la bienal de arquitectura de Venecia), se logró por fin al ponerla también al servicio del hombre común, concretamente de su vivienda. Lamentablemente la generalización trivial del que se denomino estilo internacional, la volvió también un problema de modas, o en el mejor de los casos de cuestionables vanguardias que ignoran las circunstancias y necesidades de cada lugar. Afortunadamente la conciencia de que con la sobrepoblación, el pésimo uso de los recursos no renovables y toda clase de contaminaciones estamos poniendo en peligro la

Terrorismo. 23.09.2004

Si entendemos la guerra en tanto que la extensión de la política por otros medios, como bien la definió el general prusiano Karl von Klausewitz en su celebre tratado del Siglo XIX (De la Guerra), quien luchando contra su propio país no hacía mas que utilizar la guerra para liberarlo del yugo francés, entonces el terrorismo vendría a ser el extremo de esos medios, que por consiguiente son diferentes a los de la guerra y desde luego a los de la política, pero no totalmente ajenos a ellos.           En la medida en que busca precisamente aterrorizar a muchos para lograr un propósito que no se puede lograr solo con la política ni aun con la guerra, es necesariamente un hecho urbano. En el campo hay asesinatos y masacres pero por su baja densidad habitacional no es posible aterrorizar a mucha gente, a menos de que se realice en una cabecera municipal o en una sencilla vereda el día de mercado con lo que comienza ha ser urbano. Es decir que afecta a la mitad de la población del mundo, qu

Lo peor. 16.09.2004

Los problemas de Cali no son solo su inseguridad, violencia, desempleo, mugre, ruido, contaminación visual y desgreño, que ya comenzamos a ver sin ser tachados de pesimistas. Lo peor de todo es la privatización de su espacio publico, la destrucción de la ciudad tradicional y la mediocridad de sus actuales ensanches. Mientras el espacio publico se puede recuperar rápidamente si se quiere, como en Bogotá, la destrucción en el siglo pasado de nuestro patrimonio urbano y arquitectónico colonial, de tradición colonial, republicano y hasta moderno   fue ya para siempre, y la tugurizacion que actualmente se construye a lo alto y ancho en todos sus sectores durará muchísimas décadas. Difícil pensar que se van a demoler los pisos de mas de esos edificios innecesariamente altos que crecen como plaga, o que se van a solucionar los problemas que causan a los barrios en los que se levantan. Ni que se van a cambiar los cientos de casas pobremente agrupadas que invaden las parcelaciones del sur s

Medio siglo de bienales. 02.09.2004

Durante los últimos 42 años las Bienales colombianas de arquitectura han jugado un importante papel en la evolución de la arquitectura colombiana. Junto con la revista Proa, desafortunadamente ya desaparecida, en las 19 bienales que se han realizado desde 1962 está buena parte de la historia de la arquitectura moderna en Colombia. Es el evento mas importante, divulgado y conocido del tema en el país, pero lo ha sido casi exclusivamente en el ámbito de la profesión, sobre todo últimamente, ya que a los medios y a la gente solo parece interesarles lo que tengan de escandaloso, folclórico y hasta humanitario como paso con la última. Alarma que lo que se muestra y premia en ellas, pese a que la arquitectura es con el lenguaje lo que mas notoriamente identifica a una nación, no sea del interés de políticos, intelectuales o periodistas. Las ciudades y edificios no parecen tener entre nosotros un valor cultural, salvo algunos de los coloniales, ni tener que ver con la identidad nacion