El miedo, la ira, la tristeza, la confianza, el asco, la anticipación, la alegría y la sorpresa, son las emociones primarias del ser humano, pero esta última ha sido la menos estudiada (T. Cotrufo y J. M. Ureña, El cerebro y las emociones, 2018, pp. 25 y 94), lo que no sorprende pero que sí preocupa con respecto a la arquitectura ya que lo que la diferencia de la simple construcción es que emociona a base de sorpresas que llevan a la alegría y no al miedo. Además un conocimiento previo de la historia de la arquitectura potencia dichas emociones, al tiempo que lleva a nuevos conocimientos respecto a cómo funcionan esas sorpresas que llevan a una sutil alegría; pero no siempre en el mismo orden. Las emociones cumplen una función positiva para la supervivencia del ser humano (p. 12), la Gran pirámide de Gizeh, 2570 a.EC, por ejemplo, sorprende por su descomunal tamaño, la engañosa sencillez de su forma y su abrumadora precisión, como igualmente el que esté repetida al lado por otras...