Los palacios Nazaríes en la Alhambra, en lo alto del Cerro de la Sabika y con Granada a sus pies, se viven alrededor de sus patios, como el Mexuar o el de Comares pero muy especialmente el del Patio de los Leones, donde en la sala de las Dos Hermanas la epigrafía de un poema de Ibn Zamrak (Granada, 1333-1394) deja en claro que “Jardín yo soy que la belleza adorna / sabrás mi ser si mi hermosura miras”. Y en el Partal, caminando por el pórtico al lado de la Torre de las Damas no se sabe qué mirar, si la ciudad abajo o, mirar hacia abajo, al gran estanque al lado opuesto, y ver en él el reflejo duplicado de las terrazas del jardín que se escalonan hacia arriba hacia donde antes estaba la Mezquita Mayor. Pero además esos palacios cuentan con balcones que miran a la ciudad, como el Mirador de Lindaraja, contiguo a la sala de las Dos hermanas, o las grandes y profundas ventanas de El Salón del Trono que son como pequeños balcones hasta el suelo para poder mirar afuera recostados aden...