En las ciudades colombianas la mejor calidad de vida está en las intermedias. Son mas seguras, funcionales, confortables y económicas. Pero menos emocionantes; por eso las mejores son las que están cerca de una ciudad grande. Como Manizales, a cuatro horas de carretera de Cali o Medellín y a media hora de avión de Bogotá. Allí supieron o descubrieron hace años que lo mejor para ser una ciudad de primer orden es seguir siendo una ciudad pequeña. Por eso inquietan las verdaderas razones que mueven al Gobierno y a la “industria” de las obras publicas y la vivienda cuando interviene en ellas. Y los terratenientes que las rodean pues sólo les interesa la gran valorización de sus tierras, cuyo precio se disparó cuando al aumento natural de la población se sumaron los desplazados del campo o que buscaban el “aire de la ciudad” que como se sabe...