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Mostrando entradas de mayo, 2003

Transculturaciones. 29.05.2003

En este país encerrado en si mismo por altas cordilleras, caudalosos ríos, tupidas selvas y climas en su mayoría insanos hasta hace poco, hemos oscilado desde antes de la Independencia entre copiar cosas o ignorar lo que pasa en el resto del mundo. Producto de la transculturación la imponemos desde adentro o creemos que la podemos evitar con solo manifestarlo. Caldas inventó aparatos de medición que ya estaban inventados, e hizo que Humbolt desistiera de que lo acompañara por Suramérica. El Presidente Caro, que hablaba latín, se preciaba de no haber salido de la Sabana de Bogotá y no conocer el mar. Preferimos el contrabando a la apertura, los monopolios a la globalización. Y así. Todo esto está cambiando pero fue lo que nos definió hasta ahora.           Ignoramos lo que aun nos puede enseñar la arquitectura colonial española, que es la única “nuestra”, pero seguimos sin dudarlo lo frívolo y aparente de las imágenes de las pocas revistas que de allá y otras partes nos llegan. El u

Arquitectura y ciudad. tradición y modernidad. 15.05.2003

La gran arquitectura se inició con las tumbas antes que las ciudades. Está asociada a los monumentos y al arte. Las viviendas vernáculas de todo el mundo no son mas que una maravillosa artesanía, escasa ahora que la mitad de su superpoblación vive es en ciudades. Se siguen haciendo monumentos pero la bella arquitectura domestica de antes desaparece junto con calles y plazas, sobre todo aquí en donde hoy se diseña cualquier cosa como si fuera un mausoleo, ignorando la ciudad, sus tradiciones y circunstancias.           La arquitectura moderna -antítesis de la ciudad tradicional- planteó edificios exentos separados por autopistas y aislados en zonas verdes que ocultan las relaciones entre ellos, evidentes apenas en sus abstractas “localizaciones”. No es casualidad que solo en el tercer mundo se intentaran ciudades modernas; Chandigarh, en la India, en 1950, de Le Corbusier, y Brasilia, en 1960, de Lucio Costa (la ciudad) y Oscar Niemeyer (sus principales edificios), en donde se prete

Identidad. 08.05.2003

Es la segunda de las seis claves de que habla Hernando Gómez Buendía (Semana, 28/04/2003) para que los municipios funcionen mejor en Colombia. La primera es la comunidad, sobre la cual no hay (aparentemente) dudas. Pero ¿qué es la identidad? ¿La identidad de la comunidad con que? Gómez Buendía piensa que se trata de “descubrir o construir esa comunidad imaginada o de sentido que haga de cada unidad territorial un talante, una historia, una vocación, un proyecto”. Bien. Pero además de territorio deberíamos hablar de su paisaje,   que es lo que se ve, y tratándose de las cabeceras municipales (en donde viven la gran mayoría de los habitantes de la mayoría de los municipios) deberíamos decir paisaje urbano. Se trata pues, de la morfología de las ciudades, también.           Hay que mirar, entonces, esas formas arquitectónicas y urbanas que identifican cada ciudad. Que marcan y limitan el territorio para las diferentes generaciones, procedencias, niveles socio-económicos, ámbitos cultu

Guadalajara de Buga. 08.05.2003

Qué bello nombre, qué maravilla de lugar en pleno valle fascinante. O casi. Los hemos maltratado sin misericordia; pero algo queda. Ya quisieran en otras partes sus acogedoras calles estrechas y sus sobrias, altas, grandes, frescas y hermosas casas de patios llenos de bellos árboles, como la de los Jaramillo (de que habla Santiago Sebastián), qué quien sabe si ya pasó a la lista de las construcciones abandonadas; o desaparecidas como la Ermita del Milagroso. Y también su clima, su tranquilidad y encanto de ciudad pequeña y el que sus industrias estén retiradas, haciendo posible ese sueño imposible del General Maza que no entendía por qué las ciudades no se hacían en el campo que es tan bello. Pero los que no aprecian el paisaje y las ciudades tradicionales (como si fueran posibles otras) la destruirán a menos de que se vuelva para Cali lo que Cuernavaca para Ciudad de México o la Villa de Leyva para Bogotá. O la capital del Departamento, ya que fue la escogida cuando el Valle se de

Doce pisos. 01.05.2003

Que buena noticia para Cali que se limite la altura de sus edificios. Pero hubiera sido excepcionalmente buena si fuera solo a siete pisos. Esta ciudad no puede ni necesita ser como Manhattan. Con edificios bajos y paramentados podría en cambio tener mucho lo que aparte de los monumentos hace tan bellas a París, Barcelona, Madrid y tantas otras ciudades europeas: la calle tradicional cuya historia, junto con la de los patios, que la antecedieron, se remonta a muchos milenios atrás a la aparición de las ciudades en la Mesopotamia.           Desde luego hay calles tradicionales con edificios mas altos, pero parte de lo que les da su uniformidad -que es parte de lo que les da su belleza- es que sus alturas no varían mucho. Se entiende entonces que sería mas realista para Cali limitar sus edificios a siete pisos y no a doce (ahora se permite casi cualquier altura en casi cualquier parte). Es mas fácil y económico construir estructuras sismorresistentes en edificios bajos y es cierto qu