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Mostrando entradas de julio, 2002

Cambios. 25.07.2002

En Hispanoamérica las ciudades algo cambiaron, comparadas con las medievales de las que vinieron sus fundadores. Fueron nuevamente trazadas previamente a su   construcción, como lo habían sido las antiguas colonias griegas, los campamentos romanos y las ciudades militares en el medioevo. Pero conservaron las calles, ahora derechas, las manzanas y los patios y zaguanes. Y aunque las plazas perdieron contundencia al tener abiertas sus cuatro esquinas, siguieron siéndolo hasta que la generación romántica de finales del siglo XIX las convirtió en parques en muchos pueblos y ciudades hispanoamericanos, para alejarlas de España y acercarlas a una Francia que se había reemplazado las estatuas de los reyes por los árboles de Rousseau, e inventado la latinidad para su propio beneficio.          Sin una verdadera tradición urbana (nuestras ciudades premodernas eran realmente apenas pueblos) y sin muchas posibilidades de conocer verdaderas ciudades (están muy lejos y nos regodeamos en mirarno

Ciudad: pasado y futuro. 18.07.2002

Las preocupantes premoniciones de El Club de Roma, de hace medio siglo, no se cumplieron del todo: hay comida suficiente pero lo que muchos no tienen es dinero para comprarla. Lo que si se está acabando es el espacio para vivir: el 50% de los habitantes de la Tierra hoy tienen que vivir en ciudades y en Colombia casi el 80%. Es evidente la imposibilidad de volver al campo y la necesidad de conservar la naturaleza. En las ciudades está el futuro, nos guste o no.           Un breve recuento de su larga historia nos muestra que se originaron en el oriente y pasaron a Europa, germinando en los cruces de caminos, los vados, las fortificaciones y alrededor de las ferias, encerradas por murallas. De allí navegaron al Nuevo Mundo. Cuando se disparó su poblamiento, en el siglo XIX, aparecieron los ensanches. Los automóviles permitieron más tarde los suburbios, que se extendieron como mancha de aceite por el territorio que las rodea, al punto de que pronto aparecieron las enormes conurbacion

No tiene qué decir. 11.07.2002

Esa fue la inaudita respuesta de un policía de transito cuando se le informó que en la calle en donde se estaban llevando carros con la grúa no había ninguna indicación de   que allí no se podía estacionar. Hijueputa a usted qué le importa fue la de un energúmeno taxista cuando se le reconvino, con educación pero con firmeza, por que había volteado rápida e intempestivamente en contravía en una esquina estrecha de San Antonio. Claro que sí se tiene que decir y que sí nos importa. Sin embargo las respuestas de ese policía y del taxista son comprensibles. Sus ideas de autoridad en uno y de libertad en el otro son producto de su total falta de educación ciudadana y reflejan nuestra realidad. Aquí todos somos doctores y doctoras pero casi nadie es ciudadano. El absurdo, la arbitrariedad y la falta de lógica, reglas, normas y pautas de comportamiento son frecuentes en este país en donde las autoridades la tienen tan poca que caen frecuentemente en el autoritarismo, y los ciudadanos tan

Los primeros, ve. 04.07.2002

Los caleños siempre queremos estar adelante. Al entrar o salir de los ascensores nos agolpamos para ser los primeros y todos tratamos de estar junto a la puerta; incluso nos subimos (de primeros, claro) aunque el ascensor vaya para el sótano y nosotros para el ultimo piso. Nos bajamos a las calzadas antes de mirar si podemos cruzar la calle; y no esperamos a llegar a la esquina sino que lo hacemos por la mitad, y para llegar de primeros lo hacemos corriendo. En los semáforos todos queremos emular a Montoya y procuramos la "pole position"; incluso siempre hay alguno que arranca mucho antes de la partida y todos los demás lo hacemos cuando la luz se pone amarilla para la otra calle. Nos estacionamos lo mas adelante que podamos aun cuando bloqueemos la entrada a donde vamos. Nos bajamos de los buses antes de que paren y nos subimos cuando ya han arrancado, pero de primeros. En las "colas" de los bancos, cines y sitios similares, nos agolpamos enfrente de las taquilla