La contundente denuncia de Salomón Kalmanovitz sobre el nuevo terminal del aeropuerto de Bogotá (El Espectador, 29/10/2012), confirma lo ya dicho aquí y por varios otros columnistas (ver www.TorredeBabel), y eso que no menciona el despropósito de demoler sin ninguna necesidad el edificio principal del terminal anterior, aparte del negocio que hay de por medio, pues se podría reutilizar para diferentes usos. Además, la verdad es que el nuevo edificio simplemente replica aquí esa arquitectura espectáculo como la de esos 22 nuevos terminales en España que son buena parte de las grandes obras públicas del gran despilfarro que se ha vivido en Europa y Estados Unidos en los últimos años, donde miles de edificios sin calidad acabaron con su economía, como lo ha señalado Paul Goldberger (A. Zabalbeascoa, El País, Madrid 2012) . Según Kalmanovitz a costado $1.8 bi...