¡Se entraron los ladrones!, ¡se está quemando la casa!, ¡está temblando!, ¡se vino el vendaval!, ¡se inundó todo!, ¡las goteras no paran¡, son usuales alarmas, exageradas o no, de un peligro, real o no, que ninguna casa puede evitar totalmente por sí misma. Pero, como afirman Tiziana Cotrufo y Jesús Mariano Ureña en El cerebro y las emociones, 2018, el miedo ha sido poco estudiado pese a ser una de las emociones primarias del ser humano, lo que preocupa con respecto a la arquitectura pues lo que la diferencia de la simple construcción es que debe transmitir seguridad además de procurarla. Por eso una buena casa tiene que estar protegida contra los robos y al mismo tiempo no debe transmitir temor a que estos se den, lo que depende de su época y lugar; antes generalmente se basaba en altos muros a su alrededor, pocas ventanas protegidas con rejas, y portones y contraportones con trancas por dentro; pero desde h...