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Mostrando las entradas etiquetadas como Umberto Eco

Apatía. 07.02.2002

A la manera de ese personaje sorprendente, bello, tierno y muy erótico de la última novela de Umberto Eco, Hipatia (no el único pero sí el verdadero amor de Baudolino), que vivía feliz porque los suyos cultivaban la apatía, los caleños, igual que ella, sufrimos de esa "impasibilidad del animo" que dice el DRAE. Como si estuviéramos en las tinieblas de la Abcasia del libro, que no dejaban ver nada, no vemos ni siquiera los portentos de nuestra ciudad. Así, de lo único que nos quejamos es de su envidiable clima, y lo primero que se nos ocurre al caer la tarde, cuando la fresca brisa que baja de la cordillera arrecia y el cielo se pone dorado y después azul profundo, es atiborrarnos en carros, buses, busetas y camperos para llegar a la casa a ver menticieros y telebovelas nacionales, ignorando la posibilidad de la más feliz de las "happy hour" imaginables.           Nadie ve tampoco sus maravillosos cerros ni su bellísimo río que hasta cantó...

El edificio Belmonte. 17.01.2002

"El buen gusto aprendido resulta de peor gusto que el mal gusto espontáneo" decía Nicolás Gómez Dávila ( Escolios a un texto implícito . 1977). Pero aunque muchos puedan saber perfectamente qué es de mal gusto y nadie teme individualizarlo y predicarlo, nadie, como dice Umberto Eco, es capaz de definirlo  ( Storia della bellezza , 2004 )* ; característica, además -es importante- que Benedetto Croce considera típica del arte. Harold Bloom sostiene, por su lado, que los valores estéticos se pueden experimentar o reconocer pero que no es posible trasmitirlos a los que son incapaces de captar sus sensaciones y percepciones ( The Western Canon: The Books and School of the Ages., 1994) . Por esto, tal vez, es que pocos creen que necesitan aprender a "mirar". Pero la belleza, si bien no puede ser demostrada al menos puede ser mostrada, como lo afirma Damian Bayon. Sin embargo, muchos piensan, igual que Bloom, que reñir por los valores estéticos nunca lleva a nada. ...