Al contrario de lo que creemos sin informarnos bien, han sido muy pocas las sociedades democráticas. Tuvimos que esperar muchos siglos, desde las ciudades estado griegas y la república romana, a la creación de Estados Unidos y la subsiguiente Revolución Francesa. Antes, en todas partes, el poder, que se decía provenía de los dioses, era de mitos y reyes, y no de leyes y hombres, como quería Thomas Paine. Pero aunque la democracia se extendió rápidamente por todo el mundo en el siglo XIX, en el XX asistimos a la instauración de muchos estados totalitarios a base de votos. Desde el de Mussolini al de Chávez pasando por Hitler, tan dictadores como Stalin o Castro, que lo lograron a base de purgas uno y las armas el otro. Y hoy enfrentamos la combinación fatal del poder económico y el fundamentalismo religioso. Desde los petroleros interesados en la guerra en Irak y que impiden que se tomen medidas contra la contaminación de Co2 en California, hasta los que exacerban el Corán y financian ...