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Mostrando entradas de febrero, 2000

¿Museo vial?. 24.02.2000

Una verdadera autopista entre Cali y Palmira sería la primera en el país; y si es bella sería ejemplar. Pero en lugar de hacerle a La Recta los ajustes que precisa, se va a instalar allí un "museo vial" que además de peligroso es feo, inútil y abusivo. Con la buena intención de promover el arte regional pero con el resultado de usar el espacio público para publicidad privada, se quiere justificar la repetición, una vez más, de semejante embeleco. Basta con recordar que fue de los que se han instalado en algunas carreteras del Valle: su deterioro y abandono fue casi inmediato, además de que nunca se pudieron ver bien (detenidamente) las vallas. Y hay otros ejemplos. La doble calzada que cruza el Departamento está acompañada a todo lo largo del mismo anuncio pintado abusivamente en las culatas de todas las casas que dan a la carretera, seguramente con la disculpa de que así las adornan. En Cali sistemáticamente se "adorna" con pinturas de dudoso gusto, y con propaga

La arquitectura y la ciudad. 10.02.2000

El hombre, en un esfuerzo por conquistar la eternidad y asegurar un lugar en el cosmos, da inicio a la arquitectura. A la tumba se le suman el templo, la fortaleza y el palacio. Las casas y las villas. Aparece la ciudad y luego los edificios de gobierno, las cárceles, los mercados... las estaciones, los aeropuertos, los museos y los centros de servicios (convenciones, exposiciones, comercio, etc.) En fin, las unidades de vivienda. Por eso, los edificios -como recuerda Walter Benjamin- han acompañado a la humanidad desde el inicio. En la medida en que la necesidad de alojamiento es permanente, la arquitectura no se ha interrumpido nunca, a diferencia de otras artes que han aparecido y desaparecido después. Como tampoco se ha detenido el crecimiento de las ciudades, sin las cuales seria imposible la vida hoy. La arquitectura (y la ciudad) en palabras del famoso arquitecto italiano Aldo Rossi, es connatural a la formación de la civilización y un hecho permanente, universal y necesario,

El fin de Santiago. 03.02.2000

La ciudad que tomó forma a lo largo de más de cuatro siglos fue destruida en menos de cuatro décadas. Los VII Juegos Panamericanos de 1971, cuando se arrasó con buena parte del patrimonio arquitectónico y urbano de su centro histórico para levantar las "torres" con las que se escenificaron, fueron el inicio del fin de su viejo casco. La nueva Gobernación se levanto detrás del Palacio de San Francisco cuya innecesaria demolición solo se explica por el deseo de cambiar la imagen de la ciudad. Igual pasó con el Cam que se hubiera podido construir al lado del Batallón Pichincha. El Hotel Alférez Real se demolió para dejar allí por muchos años un lote inútil. El rascacielos previsto (hubo al menos dos proyectos) nunca se construyó, pues la reglamentación no lo permitía, por lo que fue permutado por el municipio por un lote construible en altura (donde después se levantó Comfandi) para convertirlo en un parquecito que la ciudad no necesitaba al lado del río y de las extensas zona