No es criticando a los que critican como se mejoran las ciudades, si no criticando la critica que hacen, pues permite mejorar lo criticado. Cosa muy otra de la ignominia de que los acusan los que creen que el “desarrollo” justifica todo, que “progreso” es demoler el patrimonio y “moderno” lo que está de moda. Lo que si es una afrenta pública es lo que resulta de la falta de conocimientos sobre lo urbano arquitectónico, la improvisación, la ilegalidad y la corrupción que amenazan con seguir destruyendo nuestras ciudades, que es lo que se critica en esta columna desde hace once años, además de hacer contra propuestas, las que son otra forma de critica. La critica, sustentada claro está, no es el ataque que le achacan. El debate inteligente, informado y culto que suscita suma en vez de restar, lo que es muy diferente a generar las divisiones de que la acusan. Para actuar civilizadamente en la vida ciudadana e...