Los presidentes o jefes de gobierno de las democracias avanzadas son reelegidos, incluso indefinidamente, como en el Reino Unido, y sobre todo lo son los alcaldes de muchas ciudades. N o permitirlo solo le conviene a los politiqueros para turnarse en el negocio del poder, aprovechando el temor de los ciudadanos a que repitan los malos. Pero es mejor un alcalde que se haga reelegir que uno malo detrás de otro, pues tendría mas tiempo para continuar algo bueno ya iniciado. Y si es muy malo, como Moreno en Bogotá, difícilmente lo sería. Como dice Karl Popper (La sociedad abierta y sus enemigos, 1982) y se recordaba en esta columna hace unos años, la democracia no sirve para elegir buenos gobernantes sino para quitar los malos sin violencia. Es evidente que en solo cuatro años es difícil que un alcalde nuevo, necesariamente sin experiencia previa en el cargo, y carente cultura arquitectónica y conocimientos de urbanismo, como suele pasar últimamente entre los nuestros, pueda hacer algo ...