Allí estaba, escondidita en el interior del periódico: el gobierno colombiano iniciará una campaña para contrarrestar el alarmante crecimiento de embarazos de adolescentes, el mas alto de América Latina. Ciegos y sordos por prejuicios políticos, sociales o religiosos, oscurantistas e hipócritas, hemos por años intentado tapar lo grave que ha sido para el país su desbordada demografía, que si bien había disminuido fuertemente, últimamente ha vuelto a aumentar. Sus cantidades cada vez mayores generaron a mediados del siglo XX una acelerada migración del campo, pueblos y pequeñas ciudades a las más grandes, a las que la gente vino en busca de trabajo, seguridad, educación, recreación y libertad, con el resultado de que, al contrario de hace medio siglo, ya casi el 80% vivimos en ellas, y el 17% en la capital. Pero no sabemos vivir juntos, nadie nos lo ha enseñado ni hemos tenido suficiente tiempo para aprender solos; olvidamos los comportamientos del campesino, que solo está con los d...