En estos territorios de montañas, precarios caminos y correntosos ríos, el atajo fue en el pasado una solución ineludible pero lamentablemente nos llevo a la costumbre de lo regular e improvisado. Ante las muchas dificultades que aquí siempre han existido para hacer las cosas bien, económicas, sociales, políticas y sobre todo culturales, optamos por improvisar y recortar haciendo aparecer como buenas cosas regulares o, con frecuencia, malas. O que no han sido probadas, y si lo han sido lo olvidamos pronto o preferimos no recordarlo. Como con la ampliación al sur de la Avenida de Circunvalación, en Cali, condenada a derrumbarse cada vez que llueva duro. O el “anillo central”, que detonó el deterioro el centro y produjo la Calle Quinta, pero que solo ahora, cuando desaparezcan sus árboles, descubriremos que es la mas fea del país. Es el caso también, y hay que insistir, de la “Falla vial del Valle”: una docena de puentes terminados, entre ellos tres grandes y costosísimos sobre el Ri...