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Mostrando entradas de febrero, 2003

La moda desarticulada del TransDecenio. 27.02.2003

Primero nos convencieron del tren ligero por el corredor férreo, que es propiedad pública y va de Yumbo a Jamundí. Pero se ordenó desde la Capital que la solución son los buses articulados y por otras rutas (con otro concepto de sistema de transporte masivo), alegando con razón que una tecnología subterránea es mas cara que una de superficie pero olvidando que la línea principal del tren tambien lo era y además recta y a nivel. No se compararon precios de carrileras y calzadas ni de buses y vagones, ni se dijo que las estaciones serían casi las mismas. Tampoco se supo que cotejaran ventajas en construcción, impacto ambiental, compra de predios, mantenimiento, seguridad, contaminación, gasto energético, confort y operación. Ni se contabilizaron los millones ya invertidos en puentes vehiculares por encima del tren. Nunca se ha dicho porque hay que utilizar buses articulados (mas costosos) en rutas rectas o con curvas amplias en lugar de extra largos (mas baratos) y que pueden ser de

Desocupados, abandonados, desmantelados, tugurizados. 20.02.2003

Por todo Cali hay montones de casas y edificios desocupados; algunos muy importantes como el Palacio Nacional frente a la Plaza de Caicedo proyectado entre 1924 y 1926 por el arquitecto belga Jo­seph Martens, contratado como consultor del Ministerio de Obras Publicas, e inaugurado en 1933. Su diseño continuaba el lenguaje del Edificio Otero, cuyo tercer piso también esta desocupado, proyectado en 1922 por los arquitectos e ingenieros Ra­fael Borrero y Francisco Ospina, y terminado en 1924; sería el primero de importancia en Cali construido en hormigón armado, y el primero que alteró el entorno de la colonial Plaza Mayor de la ciudad, en ese momento ya Plaza de Caicedo, compitiendo con sus tres pisos con la mismísima catedral de San Pedro. Desocupados están también las estupendas instalaciones de la Licorera del Valle y de Gillette, ambas en la Cr. 1ª, y los amplísimos talleres de Emcali en la Cr. 8ª con la (mal) llamada Autopista Suroriental, y tres buenos y recientes edificios del a

Lo pertinente. 13.02.2003

La defensa de lo pertinente, no de lo nuestro (noción antipática, chovinista, provinciana, ingenua e inútil), es precisamente lo pertinente. De lo propio, si se quiere, pero no por nuestro sino por pertinente. Como nos enseñó Fernand Braudel, la historia (y por tanto la cultura) comienza con la geografía. Son el clima, la topografía y el suelo, que definen el paisaje y los recursos, incluyendo la mano de obra y por supuesto los clientes y usuarios, los que generan las tradiciones arquitectónicas y entre estas, muy especialmente, la forma como se implantan las edificaciones formando espacios urbanos y la manera como se proyectan, construyen, usan y valoran.     Pero todo esto fue olvidado aquí a lo largo del siglo pasado por una modernidad importada que impuso a toda costa sus formas e imágenes, al punto de que cuando no se pudo construir se procedió al menos a demoler sumariamente lo que era visto como viejo. Este comportamiento, explicable sobre todo por la ignorancia y exacerbado

Modernidad y (mal) gusto. 06.02.2003

Como en toda sociedad que sufre cambios grandes y muy rápidos, en Colombia tratamos de ocultar nuestros orígenes y su estética. Los cartageneros no quieren ver su ciudad otra vez amarrilla como lo fue en los tiempos del cólera y no quieren vivir dentro de sus murallas. En Cali odiamos el gris nube con que el Ministerio de Obras pintaba todos los edificios públicos en el país en la primera mitad del siglo pasado, y como lo conserva el Colegio de María Auxiliadora en San Fernando entre otros, dizque por que nos recuerda el cementerio, que también lo conserva.           Una de las consecuencias más graves de la modernidad a medias y a pedazos de estos países, que no la produjeron sino que la imitaron, a sido el mal gusto generalizado que produjo al desbaratar sus tradiciones. El paso de la arquitectura vernácula –artesanal- a la arquitectura popular, construida imitando de manera deformada la arquitectura moderna del Estado y los más ricos, cayó fatalmente en lo kitsch. La arquitectur