Es esta que no guarda formas ni reglas, a cuya economía informal se suma la oculta por evasión fiscal o control administrativo, incluyendo el narcotráfico. Cuyo transporte es en parte igualmente pirata, como muchas conexiones a las redes de energía y agua, a lo que se añade el uso “informal” de las calles en las que se circula en contravía o por los andenes o se estaciona en estos, y los antejardines se convierten en “parqueaderos exclusivos” o se los construye igual que los pórticos. Donde abundan las invasiones de terrenos públicos o privados y se construye y destruye sin permiso alguno, incluyendo edificios y casas supuestamente protegidos por ser de interés cultural, o se les cuelgan grandes pancartas . El resultado es ese f rankenstein de formas del que habló Antonio de Roux en El País en días pasados (29/05/2016). Es ese Prometheus moderno que se ha ido apoderado de la ciudad pero sin siquiera proponérselo, lo que lo hace mas grave aún. Es el caos, un desorden que viene de l...