Asomarse a la ventana y mirar afuera a la ciudad y sus gentes o al paisaje inmediato es casi como salir de casa; pero a diferencia de los balcones, terrazas, azoteas y altos miradores, en las ventanas no se puede estar, y esas bellas y grandes ventanas coloniales con dos sentaderos enfrentados en sus anchas jambas sobre un alto escalón y con sus rejas de madera proyectadas hacia fuera, ya son otra cosa. Y desde la vulgarización de la arquitectura moderna a mediados del Siglo XX, ya solo se hacen superficies planas de vidrio y no muros con ventanas, e incluso fachadas enteras y hasta edificios completos tienen ‘pieles’ de vidrio como las llaman pese a que no se comporten como tales. Además las ventanas son primero que todo para iluminar y ventilar los espacios interiores y no sólo para asomarse por ellas, y menos aún en las que ni siquiera se puede sacar la cabeza ya que son de grandes vidrios fijos, a diferencia de los balcones que son para sacar afuera todo el cuerpo o de las terrazas...