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Mostrando entradas de enero, 2000

Simplemente robos. 27.01.2000

A la memoria de Rodrigo Lloreda Caicedo En un país en donde los secuestrados son apenas retenidos, donde se llama doctor a cualquiera y no a los verdaderos Ph.D., donde las nalgas reales son simples "derrieres" y últimamente "pompis" y no bellos traseros por no decir maravillosos culos, llamar robos a los que no lo son a mano armada o violentado cerraduras es difícil. Y peligroso. ¿Pero como llamar de otra manera la demolición de andenes, sardineles y separadores en buen estado para reemplazarlos por otros que ni siquiera están mejor hechos y que se dejan sin terminar? ¿Como llamar el que calles recién pavimentadas se rompan para introducir canalizaciones una y otra vez? ¿Y como, el repavimentarlas sin remover la capa anterior con la consecuencia de que los edificios y casas están cada vez más hundidos? ¿Que sino un robo continuado son las señales de transito repetidas en muchos sitios no una sino dos, tres y hasta cuatro veces cuando en otras partes donde se

Critica, historia y teoría.13.01.2000

A la memoria de Augusto Díaz           Hace no mucho una cadena nacional de radio insistió algún tiempo en convencer a la gente de que no criticara: que fuera positiva. De hecho son muchos los colombianos que critican el que se critique. Y, si se trata de arte o arquitectura, viven cómodos en esa gran mentira que miente que entre gustos no hay disgustos. Por supuesto la cosa es más compleja y tiene graves consecuencias: basta con mirar bien la ciudad que nos tocó vivir.           El arte (o la arquitectura) no precisa de especialistas para ser entendido pero, como dice Milan Kundera, se requiere cono­cimiento y competencia supremas para captar lo que aporta de nuevo e insustituible. Kundera ve al crítico como un descubridor de descubri­mientos y afirma que el pensamiento crítico es esencial­mente no metódico. Considerando que el descubrimiento que contiene una obra de arte es inesperado e imprevisible por definición y que no es posible un método generaliza­ble para captarlo, el c

¡...fuera del tiesto!. 05.10.2000

Al parecer los accidentes de transito matan el doble de colombianos que la violencia armada (Semana Nº 953, 7/8/2000). Sin embargo los medios casi siempre los achacan a un supuesto exceso de velocidad o al "alicoramiento" de los conductores. Rara vez al mal estado de las vías, la falta de señalización o que al menos la mitad de las que existen son antitécnicas o no se pueden ver o se tapan entre ellas mismas pues cuando se ponen nuevas (es un robo) no se retiran las viejas. Nunca lo atribuyen al hecho lamentable de que aquí todos echan los carros "palante" y muchos hasta dan reversa con habilidad pero pocos saben conducir o no se les ha enseñado bien: las autoridades no lo exigen, solo piden los "papeles" por aquello del papel moneda.           El "Pare" lo confunden con el "Ceda el paso" y no se detienen completamente, señal que por lo demás no se usa aquí en donde hay un revoltijo muy colombiano de normas norteamericanas y europea