El conocimiento del pasado y no apenas el recuerdo de la propia vida distingue al hombre de los animales, pero la historia corre el peligro de que no sea cierta, como advertía Tolstói y lo podemos comprobar con lo del M 19 y el Palacio de Justicia, por ejemplo. A fortunadamente la historia de la ciudad y sus edificios, en tanto que artefactos, se hace enfrente de ellos mismos ( G. C. Argan, La Historia del Arte como Historia de la Ciudad , 1983). Es posible analizar su presente, y no apenas su pasado, para pensar mejor su futuro. No descartar, por ejemplo, lo que en Cali dejamos de su valioso patrimonio construido, como algo puramente nostálgico o “histórico” que se “atraviesa” a una modernidad que es apenas su imagen. No entender su fundamental papel actual nos ha llevado a destruir edificios en lugar de construir ciudad, en un proceso inverso al que las originó, y de ahí que paradójicamente, aunque mas extensa y poblada, lo seamos cada vez menos....