La mala suerte del edificio más alto de Cali no tiene fin: ahora es el más grande y costoso soporte de publicidad exterior del mundo y su más horripilante tugurio de antenas, elocuentes marcas dignas de esa estupidez que es el Guines, solo posibles en esta ciudad sin memoria que permite la invasión violenta e indiscriminada de su espacio urbano público. Por supuesto no es el primer edificio que se alquila sin pudor a la publicidad. Muchos lo han hecho con sus culatas y terrazas, pero es el primero en hacerlo con sus fachadas y a pesar de ser un hito de la ciudad, aun cuando lo sea por su solo tamaño. Por este camino no demoraran en ser usadas la Gobernación y el Cam para publicidad política como esa de "se siente nuestra fuerza" con la que se llenó la ciudad a falta de obras de verdad importantes, necesarias y bien diseñadas y construidas. No es imposible en una ciudad en la que permanentemente se "adornan" con pinturas tontas, propaganda incluida, cuantos muros s...