No es casualidad que en el Tercer Mundo estén la mayoría de las ciudades de diseño moderno, comenzando por Uribia, la nueva capital de la en ese lejano entonces Intendencia de la Guajira, o Ciudad Obregón, con su extenso sistema de riego, en la árida costa de Sonora en México. O las más conocidas, como Chandigarh (1950) de Le Corbusier; Brasilia (1957) de Lucio Costa y Oscar Niemeyer; Islamabad (1965) de Louis Khan; Abuja (1975) en Nigeria, y Dodoma (1975) en Tanzania. Tampoco es azar que fueran iniciativas "faraónicas" de gobernantes -como Jucelino Kubitschek, gestor de Brasilia y de la modernización de Belo Horizonte- que pretendieron ciudades sanas asentadas en inmensas zonas verdes, propósitos que fueron arrollados cuando tuvieron éxito. Cuando no, no han pasado de ser curiosidades, como la capital de Australia, Camberra, pese a su bello plano de 1913 de Walter Burley Griffin, colaborador de Frank Lloyd Wright. También las hay con fortuna como Reston cerca a Washingto...