Uno de los más preocupantes efectos del conflicto armado en Colombia -que no es solamente colombiano- son esos miles de campesinos que llegan abruptamente a las ciudades, en donde se suman a ese casi 60% que en el último medio siglo dejaron el campo, ruralizandolas y engrosando en ellas las filas de subempleados, desempleados y delincuentes comunes. Y no es solamente colombiano pues el propósito inútil de impedir el narcotráfico, impuesto por Estados Unidos, no solo desbocó la corrupción en el país y provocó la aparición de los paramilitares, sino que ayudo a la continuidad de la guerrilla, a la que sus enormes ganancias por participar en el, de una manera u otra, le han dado un segundo aire. Parte de la solución del problema es la legalización como se ha repetido una vez mas, ésta vez, y muy duro, por The Economist (The case for legalising drugs, 28/07/2001), bajo dos argumentos contundentes: el derecho de los individuos a hace...