Nunca el mundo fue tan feo como ahora. Las bellas ciudades y pueblos tradicionales han sido destruidos o muy alterados. Se han salvado muy pocos, y a medias, pues se volvieron objetos del turismo. El campo igual; no es sino ver el daño que le hizo el monocultivo (sin imaginación) de la caña de azúcar al idílico paisaje vallecaucano. Y de la naturaleza solo quedan unos cuantos parques en los que no dejan vivir y los enormes pero inalcanzables polos. Casi seis mil millones de personas se han encargado de que esto pase comprometiendo no solo su futuro sino su pasado, y sin pasado el hombre solo es animal. Por eso es importante San Antonio. Aunque bastante vapuleado es en donde más queda en Cali algo de nuestra tradición urbano-arquitectónica colonial, que no solo es nuestra -compartida con toda Hispanoamérica - sino que es muy antigua y potente: se remonta a la aparición de las ciudades en el Oriente, con sus calles y manzan...