Pese a ser parte integral de las calles, que son el espacio público por excelencia, en Cali los andenes se los trata como si fueran privados. Cada propietario, o lo que es aun peor, cada usuario, diseña, construye, modifica, adorna y mantiene (muy poco es verdad) "su" anden enfrente de "su" predio como se le da "su" gana; y lo usa para y como a bien lo considere. En los andenes de Cali se abren portones y rejas, se estacionan carros (incluyendo vergonzosamente los de las autoridades y la policía), se ponen mesas, bancos y asientos, se instalan talleres y vendedores e inclusive se los cierra, privatizándolos, cuando son parte de esos "limbos" urbanos que nos dejó la improvisación de la arquitectura y urbanismo modernos (los antejardines y pórticos), cuyos males han sido mayores que sus beneficios. En consecuencia, caminar por la calles en Cali, lo que por excelencia constituye el derecho fundamental a la libre movil...