Las obras se ven por todas partes; lastima que la gran mayoría no se pueden usar. Aparte del de El Hormiguero, que sigue cerrado, son varios los puentes sin acabar hace años, como los dos de Candelaria, o que avanzan en cámara lenta como el del Cauca en Cali (cuyo empate con La Recta no se entiende), o los que están terminados pero no cuentan con las aproximaciones respectivas, como el de Buenaventura o el de Sonso. O si estas existen, no se han comenzado los puentes o las simples alcantarillas, como en la rectificación en la desviación hacia Ginebra. Hay tramos concluidos de la doble calzada Palmira Buga, algunos bastante largos, pero no están conectados provisionalmente a la carretera actual, y su deterioro precoz lleva a la paradoja de que se les da mantenimiento pese a que nunca se usaron. Mientras tanto la ampliación de la carretera Cali Florida se dejo peligrosamente sin terminar. La disculpa a todo este despropósito, a cuenta de los contribuyentes, por supuesto, es