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Otro día sin carros. 12.02.2004


Pese a los reparos razonables, los “días sin carro”, como el que se acaba de hacer en Bogotá, nos permitieron descubrir otros transportes diferentes al automóvil particular, comprobar que podemos organizar mejor nuestras actividades y recorridos, enterarnos del alcance de los accidentes de transito y sobre todo ver y disfrutar nuestras ciudades sin tanto peligro y contaminación visual y atmosférica. Pero su repetición e imitación simplista comienzan a agotarlos y tal vez sea hora de renovarlos. Por ejemplo, cambiándolos por “días sin carros ni motos en los andenes”. Tendrían solo algunas de sus ventajas pero en cambio no implicarían casi ninguno de sus inconvenientes.
En esas 24 horas habría que permitir estacionar en todas las calles (a la derecha para comenzar) pero sin interferir con los paraderos de buses, entradas a garajes y parqueaderos. Los que suban ese día sus vehículos a las aceras deberán ser multados y estos retirados con grúa y lo mismo los que se estacionen al otro lado. Toda la policía y no solo los guardas de transito debería dedicarse a hacer cumplir el acuerdo. El evento, claro está, tendría que ser informado y debatido con suficiente anterioridad, como se a hecho con el de el día sin carros, y evaluado posteriormente.
Sin carros ni motos en los andenes podríamos caminar por ellos pese a lo estrechos y maltrechos que son en general en Colombia, sobre todo en Cali, sin tener que bajarnos con frecuencia a las calzadas con el riesgo que ello implica. Encontraríamos que sería mucho mas eficiente y cómodo poder estacionar a lo largo de cualquier calle, y las autoridades de trafico comenzarían a entender que la fluidez de su circulación aumenta cuando no hay gente en las calzadas y los carros se estacionan solo en uno de los costados pues liberan los demás carriles, como se hace, alternadamente por control y limpieza, en tantas ciudades del mundo.
A diferencia del drástico día sin carros, un día con los andenes libres de carros y motos se podría repetir (con multas cada vez mayores) hasta su implantación definitiva. Poco a poco nos daríamos cuenta de que es mejor no subirlos a las aceras, que el problema del trafico y el transporte urbano es solucionar la circulación de las personas y no apenas la de los vehículos, y que no hay motivos para no permitir que los automóviles se estacionen en muchísimas mas calles que hoy. Rápidamente se irían identificando las horas en que seria mejor no permitirlo en algunas y los tramos en los que ni siquiera se debería parar, reglamentación que estamos en mora de implementar en el país. Y desde luego habría que retirar a los vendedores informales de los andenes y reubicarlos en plazas, plazuelas y parques, donde pagarían un derecho.
Del día sin carro poco aprendimos en Cali pues no se repitió ni estuvo acompañado de otras iniciativas de educación ciudadana como en Bogotá. Desafortunadamente a nuestros últimos alcaldes no les han interesado estos asuntos pues no vieron en ellos su contenido social. Veamos ahora lo que otros no han querido ver. ¿Por qué no tomar la iniciativa en el país y ensayar aquí un día sin carros ni motos en los andenes? Incluso, para facilitar su control, se podría hacer inicialmente solo en su centro ampliado, de la calle 5ª a la 25 y de la Avenida Colombia a la carrera 15. Sería suficientemente ilustrativo.


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