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Mas claro no canta un gallo. 05.02.2004


El  MIO será solo uno de los componentes del transporte urbano de Cali. Una mas de sus diferentes redes de transporte colectivo, como los buses, busetas y camperos que seguirán prestando el servicio. En Bogota el TransMilenio mueve el 17% de los pasajeros mientras el Metro de Medellín escasamente lleva el 10% . Seguirán también los taxis, los carros particulares, las motos, las bicicletas y hasta los patines. Y desde luego los andenes por donde la gente va de un sitio a otro, o llega o sale de las estaciones o paraderos de las distintas líneas. Siempre comenzamos y terminamos siendo peatones. Por eso es tan importante que se ejecuten a cabalidad las propuestas al respecto premiadas en el concurso para el diseño de la áreas afectadas por el MIO.
Desde luego en las circunstancias actuales el transporte público no puede ser totalmente subsidiado por el Estado. Tiene que ser un negocio a la vez que un servicio. En Cali, como en todas las demás ciudades colombianas, a excepción de Bogotá y Medellín, ha sido siempre manejado exclusivamente por empresarios particulares. La muy buena empresa municipal de buses que funcionaba en la capital, a mediados del siglo pasado, termino asfixiada por la corrupción oficial y la competencia de los transportadores particulares que se volvieron un fuerte grupo de presión para alcaldes, consejos municipales y secretarios de transito.
Pero lo que resulta inaceptable es que en aras a que el negocio del MIO sea rentable se afecte negativamente el espacio urbano publico por donde se pretende que pasen los buses articulados, como es el caso sobre todo en el centro de la ciudad. No tiene ningún sentido pese a la mejor voluntad de dotar a Cali de un mejor transporte colectivo. Por eso, como no se trata de una cosa o la otra, la gran mayoría de los metros son total o parcialmente subterráneos, y solo van por la superficie en los barrios alejados o los suburbios.
De ahí que la gran oportunidad de Cali es su corredor férreo. Pero si bien este atraviesa toda la ciudad, pasa a varias cuadras de su centro tradicional. Esta fue una de las razones para descartar el tren ligero, pues no podría competir favorablemente con los buses que seguirían pasando mas cerca de la Plaza de Caicedo. De ahí que lo primero hubiera sido crear una autoridad única del transporte urbano, como en tantas partes, para que obligara a las diferentes empresas a complementarse pero participando todas del negocio total, con lo cual las rutas mas rentables pueden subsidiar a las que lo son menos pero que son indispensables para un buen servicio. También se hubiera evitado que se tengan que chatarrizar buses aun en buen estado.
La otra razón fue el mayor costo, especialmente el de la línea subterránea que entraba al centro. Por eso es todo un despropósito insistir en enterrar ahora el MIO por la calle 13. Y si no se le pone atención a la propuesta de pasarlo tangencialmente al centro, usando las calles 15 y 21 y las carreras 10 y 15, es porque los buses seguirían teniendo ventajas pues pasan por la calle 5ª y la carrera 1ª. Pero si insisten en enterrarlo probablemente sería otra PTAR u otra Circunvalación;  y ahí el problema no sería solo desperdiciar la oportunidad de comenzar a mejorar el transporte publico de la ciudad sino que estaría de por medio la aceleración del deterioro de su centro mismo.


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