Como tantos elementos de esa ciudad norteamericana que Fernando Chueca-Goitia define en su Breve historia del urbanismo como “doméstica y campestre”, el supermercado se impuso en Hispanoamérica en nuestras ciudades de tradición colonial, “públicas y del mundo clásico, la ciudad por antonomasia”. En Colombia, por ejemplo, el mercado -origen milenario de la ciudad en el oriente- desapareció del todo de las plazas mayores y estas se convirtieron en parques, y las bellas “plazas de mercado” de la primera mitad del siglo XX poco a poco han sido eliminadas. Como la de Armenia, que ocupaba tres manzanas, última que ha sido demolida en aras a la modernidad y el progreso para hacer un intercambiador vial, claro está, después de que había salido incólume del terremoto que destruyo casi media ciudad. Pero por supuesto los supermercados tienen sus ventajas. Hay en donde parquear o como tomar un taxi, y bajo cubierta y en un ambiente apacibl...