Es urgente terminar el mapa de micro
zonificación de riesgo sísmico de Cali para poder obligar legalmente a los que
construyan en las que fueron las vegas del Cañaveralejo, en el sur de la ciudad
(calles 5 y 14, carreras 39 y 66), en donde se han concentrado los daños
ocasionados por los temblores desde 1979 cuando se urbanizaron (OSSO: Sismo de
Pizarro, 15/11/2004), a que lo hagan con los requerimientos apropiados. En esta
zona, y otras similares, no se deben permitir edificios altos y mucho menos
destinados a equipamientos urbanos como, por ejemplo, lo son las clínicas.
Esta
claro que construir edificios innecesariamente altos en Cali es un error:
cuestan mucho mas si se quiere que sean por lo menos tan seguros como los de
mediana altura. No deberían sobrepasar los nueve pisos que es hasta donde
alcanzan los bomberos desde afuera. Con seis o siete pisos se logran densidades
suficientemente altas, calles mas bellas y vistas mas amables, como sucede en
las ciudades europeas. De ahí para arriba es pura codicia y moda estúpida;
somos de la tierra y no pájaros.
Es
criminal que se continúen construyendo escaleras de evacuación que se derrumban
al primer temblor, pues como todo el mundo sabe de inmediato quedan inservibles
los ascensores. Y es inaudita la falta de una completa y actualizada reglamentación
al respecto en Cali. Deberían tener muros sólidos y contra incendio, trampas de
humo o aire a presión, iluminación y ventilación independientes y cumplir con
ciertas medidas y especificaciones; y hoy se las prefiere helicoidales para que
la gente no trate de saltar escalones en su prisa.
Las
divisiones interiores de los edificios deben ser livianas y debidamente
amarradas a las losas para que no se derrumben, como lo indica ahora el código
de sismo resistencia, lo mismo que los cerramientos exteriores aunque estos es
mejor que sean de otros materiales mas resistentes a la intemperie. Es
sorprendente que se sigan haciendo enchapes -pese a que están prohibidos por el
código desde hace tiempo-, que se desprenden causando daños e incluso muertes; al
menos los repellos y pinturas se pueden reparar con mayor facilidad y economía
Las autoridades, con
la colaboración de la prensa, deberían educar seriamente a los compradores de
vivienda para que se preocupen mas de la sismo resistencia, bioclimatica y sostenibilidad
de las construcciones que compran, que de la moda o “lo que se vende ahora”, y
obligar a los vendedores a darles la debida información, incluyendo, por
supuesto, su ubicación dentro del mapa de riesgo sísmico y, en consecuencia, de
las precauciones tomadas al respecto. Y desde luego los compradores se deberían
asesorar de profesionales idóneos pues esta en juego su capital y hasta su
vida.
Desafortunadamente
no es lo mas probable que la mayoría de esto se haga, pero de lo que si podemos
estar seguros es de que en un tiempo volverá a temblar. El pasado fue el
temblor mas fuerte registrado en Colombia hasta ahora; nos salvamos esta vez
por la distancia de su epicentro y la forma y periodo como se movió el suelo.
Los edificios viejos suelen resistir mejor a los temblores por ser mas bajos,
compactos y mejor construidos; los nuevos, pese a ser mas esbeltos y no tan
bien construidos, resisten en la medida en que cumplen con el código y sus
actualizaciones. Por eso hay que insistir en el tema.
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