Inauguramos el MIO a sabiendas de que
las calles para el desvío en la Carrera Primera no estaban listas; no se había
comenzado cuando ya tuvo su primer atraso, y los proyectos urbanos
complementarios con los que nos convencieron de abandonar el tren ligero ya no
se harán. Como pasó con la PTAR, aun sin terminar, o con el basurero, aun sin
decidir, poco a poco nos hemos ido enterando de que hay muchas y graves
mentiras (y no solo su nombre tramposo pues es de ELLOS) como ya se sabe que
las hubo en el TransMilenio, por las que nos tocará pagar a los caleños.
La carencia de
andenes hace que caminar por las calzadas sea inseguro e incomodo para peatones y automóviles. Y, como si no
bastara, en lugar de tapar los huecos, que los hay muchos peligrosos y dañinos
para los carros, las están llenando de “policías acostados” y “reductores de
velocidad”. Con ellos pretenden disminuir la rapidez del trafico ignorando que
lo único que consiguen es dañar los automóviles y causar accidentes por los
frenazos repentinos. ¿Para qué decirnos mentiras con vías “rápidas” si después
no queremos que se circule rápido por ellas? En lugar de poner semáforos
ponemos mas tropiezos.
Entre mas decimos
(algunos) que las vallas nos asfixian, mas y mas grandes propagandas nos toca
soportar. Nadie circulando en carro, que son los que pueden comprar lo que
anuncian, las puede ver bien, y a los que les toca caminar apenas se pueden
embelesar con sus mentiras. Están allí, entonces, como una violenta imagen de
fondo de una ciudad de ciegos que las miran pero no las ven. Cuando las
autoridades dicen que las van a desmontar es otra mentira pues todos sabemos
que los intereses que hay lo impedirán. Y ya ni siquiera se dicen mas mentiras.
Por segunda vez en
este año, y enésima desde que se construyo, se hizo hace unos meses otra
reparación “definitiva” a la tapa de la canal de desagüe del paso de la Avenida
Colombia por debajo del puente llamado mentirosamente de El Progreso. Las de
antes habían sido todas noticias falsas y obras mal hechas, pero finalmente lo
lograron: pusieron los desagües a lo largo de la calzada, como en otros puentes
de la ciudad en donde funcionan bien desde hace años, pero curiosamente esta
vez la prensa no dijo nada de esta verdad.
Nos hacen trampa
vendiéndonos con mentiras la costosa vista de edificios innecesariamente altos
a sabiendas de que pronto serán tapadas por otros aun mas altos. Pero ni
siquiera se les dicen mentiras blancas a los pobres que tendrán que caminar o
circular por esas calles congestionadas que genera a esas alturas la codicia.
Es como si no pudiéramos confiar en el POT, los Planes Parciales y las Fichas
Normativas. Aquí muchos construyen haciendo trampa y venden diciendo mentiras.
El Palacio Nacional (Joseph Maertens 1926-27) fue
construido entre 1926 y 1933 por los ingenieros del Ferrocarril del Pacifico.
Cuando fue abandonado por la Justicia hace unos años, y cedido a Cali, estaba
en buen estado y muy aceptable uso. Ojala se hubiera podido trasladar alli el
Despacho del Alcalde y convertido su primer piso en el Museo de la Ciudad,
temas de los que se habló. Pero todo fueron mentiras y hoy, pese a la cuidadosa
restauración de su cubierta, esta vandalizado y desocupado. Cali lo perdió y
volverá al Ministerio de Justicia. Ojala fuera otra mentira.
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