Ya lo manifestó Gustavo Moreno hace unos días en su columna de El País de Cali: el sueño de Bolívar se volvió una necesidad inaplazable. Pero no es simplemente comercial. Compartimos con Venezuela, Ecuador y Panamá, geografía e historia, climas y paisajes, y tradiciones urbanas, arquitectónicas y constructivas antiguas y modernas. Somos el trópico latinoamericano. Cali y Caracas tienen sorprendentes aspectos en común relativos a sus gentes, panoramas y meteorología. Su estupendo metro, con sus estaciones abiertas al cielo, ha debido ser el modelo para el nuestro que puede aun estar todo él a la luz del día. El Edificio Venezolano, donado generosamente a Cali por los venezolanos después de la explosión del 7 de agosto de 1956, es uno de los mejores de la ciudad. Es análogo a los diseñados para Caracas por Carlos Raúl Villanueva, autor tambien de la admirable sede de la Universidad Central de Venezuela, hoy Patrimonio de la humanidad, a quien deberíamos estudiar, junto con pocos otros ...