Que maravilla que Cali pudiera estar activa 24 horas, como propone el Comandante de la Policía, y que todos los usos del suelo fueran permitidos en todas partes, para que todos pudiéramos disfrutar de su animación urbana ininterrumpidamente, caminándola agradablemente o trasportándonos rápido de un lugar a otro. Como en una ciudad de verdad, como muchas en Europa y América, sobre todo en el verano. Y Cali además podría serlo todo el año: la sucursal del cielo, otra vez, porque hace medio siglo casi lo fue. Solo se precisa una permanente, intensa y constante educación ciudadana por muchos años, con la contribución de colegios, universidades, periódicos y televisión. Similar a la del “bobo vivo” pero muchísimo mas larga y amplia. Y por supuesto el control efectivo y a toda hora de la delincuencia común, las infracciones y consumo de alcohol y drogas de los conductores, y el estacionamiento de los carros en todas las calles, por parte de una policía municipal, enérgica pero amigable...