El mayor problema del diseño de nuestras ciudades y edificios estriba en que en general los copiamos de países con historias, geografías y circunstancias muy diferentes y, para peor de males, con un atraso en el tiempo. Vivimos a la penúltima moda de otros, y lo que nos muestran nuestras revistas de decoración, que son las que compran y hojean muchos de nuestros estudiantes y arquitectos, no parece de aquí, y entre menos lo parezca mejor les parece. Tenemos vergüenza de lo propio o, por lo contrario, lo folklorisamos hasta volverlo verdaderamente vergonzoso. Nuestra carencia de sindéresis es lamentable. Es como si fuéramos incapaces de juzgar natural y rectamente nuestras ciudades y arquitecturas. Además, no nos enteramos de que estamos en el trópico andino y no en el hemisferio norte. Pero el caso es que en diversas partes del tercer mundo se han logrado estupendas arquitecturas propias c...