La recurrente “idea” tercermundista de cambiarle el nombre a los problemas, esta vez a la Avenida Colombia, después de ser reconocida por tres generaciones como tal, pues para 1943 ya estaba terminada, indica varias cosas. La primera es que se la deformó tanto entre la Calle Quinta y La Ermita que ya no se la reconoce, afirmando olímpicamente que la Avenida Colombia, con nombre y todo, pasa es por el paso subterráneo, que no túnel, que se construyó debajo, y que el nuevo nombre es sólo para lo que insisten en llamar plazoleta, serie de plazoletas, rambla, paseo, o bulevar, y que en realidad es un malecón tonto. Con razón lo del “hundimiento” de la Avenida, pues se la entiende como una vía para carros y no un paseo para gente. Pero tratándose de Alexandre Pétion, primer Presidente de Haití, debería ser, en consecuencia, “boulevard”, en francés, lo que al menos variaría la tontería de los “close” y “open” de los almacenes muy “in” de CaMi, que es como habría que proponer que se a...