Ir al contenido principal

2.Bajando la línea. 27.01.1999


           Después de una espera prudencial, una o dos horas, mínimo, los del choque se ponen de acuerdo rápidamente: la tractomula que no quedó varada continúa incólume su camino y los demás camioneros deciden despejarlo. Pero hay que esperar a que alguien preste una cadena pues los choferes de elegantes uniformes de las mulas nuevecitas de las transnacionales no se avienen a desacomodar sus impecables cables de arrastre, que parecen más de adorno que de emergencia, y los camioneros paisas solo quieren alquilar los suyos. Por supuesto nadie quiere pagar solo. Afortunadamente antes de que se comience a organizar una "vaca" que se puede perder, alguien, muy arriba, posiblemente un boyacense servicial o un pastuso inteligente, presta una vieja, delgada, oxidada y muy corta cadena que alguien arrastra como loco carretera abajo y comienza el emocionante y aleccionador despeje.

          Al "dobletroque" más inmediato le toca tirar de lado el remolque atravesado sobre la pista de hielo inclinada en que se ha convertido la curva por el aguacero, infaltable en estos casos, y el ACPM que, no se sabe porque, siempre derraman los camiones varados. En medio minuto la tractomula queda derecha en la carretera (obvio, no existe berma ni cosa que se le parezca) y el dobletroque, dejando la cadena tirada, desaparece rápidamente. Todos aplauden. Para culminar el espectáculo, una enorme tractomula desliza de inmediato sus más de 50 toneladas por el estrecho espacio que queda, y cuando tiene que parar, para no despeñarse, es detenida por unos muchachos, supuestamente campesinos, que echan tierra simultáneamente adelante de sus muchas ruedas. Mientras se repite la operación todos corren a sus vehículos como en el maravilloso cuento de Cortázar. Los nuevos amigos se pierden para siempre y los que logran pasar juntos afirman sus lasos de solidaridad. Los mas próximos son los afortunados (como dirían que diría Pambelé) sobre todo los que bajan, que miran compasivamente a los que insisten en subir. A su llegada a sus destinos se enteraran en el periódico del día siguiente o por las noticias de la radio, que siempre son las malas, de que el trancón aun continúa: algún afanoso de la capital se ha encunetado pues después de los primeros que pasan ya nadie sabrá que la carretera quedo como un jabón hasta que se estrella.

        ¿Y la policía? por supuesto hace presencia cuando ya para qué pero convenientemente uniformada de verde oliva oscuro para poder pasar desapercibida en la noche, que entretanto también llegó, pero armada con armas y no con grúas y señales y cadenas y demás herramientas precisas para estos casos, pues allí nunca se sabe cuando aparecerá la guerrilla. Por fortuna no se puede perder nadie: aun cuando es imposible saber que podrá pasar, o se sube hacia Ibagué y se baja hacia Calarcá o viceversa. No existe otra posibilidad. Pero tener que dormir allí es en extremo incomodo: los vehículos siempre quedan inclinados. Es La Línea. En las próximas Navidades todos estarán nuevamente allí, como si no hubiera pasado nada; es Colombia.

          Por eso no se sabe cuando se comenzará el Túnel de La Línea cuyo objetivo es nada menos que la unión física de la República, no la del Sagrado Corazón sino la del Coronel Chávez que ojalá no le quede tan grande cómo (afortunadamente) le quedo el golpe. Consolidación de la que se habla al menos desde 1821 cuando en el Congreso de Cúcuta se determino que en mejores circunstancias se levantará una ciudad, que sería la capital, cuyo plan y situación serían determinados por el propio congreso "bajo el principio de proporcionarla a las necesidades de su vasto territorio y a la grandeza a que este país está llamado por la naturaleza."  Mientras tanto se escogió a la central Santafé de Bogotá como capital provisional. La nueva no se levantó jamás pues nunca las circunstan­cias fueron adecuadas y el congreso siempre se ha dedicado a otras cosas; sin embargo los liberales, nuevamente en el gobierno después de la guerra de l860-62, consideraron el traslado de la capital a Panamá, lejos de esos acentos de la naturaleza que son todas las "líneas" de este país.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Pasos pompeyanos. 05.02.2015

          Ya los romanos los usaban, como en Pompeya, de donde toman su nombre, para cruzar sus calles sin mancharse con la inmundicia y el barro . Pero ahora y aquí, el que se ha dicho que se hará al final del Paseo Bolívar definitivamente es un paso adelante en esta ciudad sin andenes por donde pasear y ni siquiera caminar. Decir que un semáforo allí causará trancones viales es exagerado aunque por supuesto no existirían nunca si estuviera unido con el anterior y el siguiente, generando por la Avenida 2º Norte una “ola verde”, es decir una serie de semáforos coordinados para permitir el flujo continuo del tránsito rodado sobre varias intersecciones en una misma dirección . Pero mejor seria el hundimiento de la Avenida desde el edificio Las Ceibas hasta el Conservatorio, y prolongar el puente peatonal del CAM hasta donde hoy está la Plazoleta de la caleñidad, ya propuestos por Sara María Giraldo, Heinz von Halle y el autor de esta co...

El estado de la cuestión. 21.02.2024

 Se trata de la base teórica sobre la que se sustenta un escrito, o que se rebate en su desarrollo posterior, y que forma parte del mismo. Pero si bien es lo ético en una columna de opinión, debería ser obligatorio en toda propuesta para la ciudad, lo que no suele suceder en Cali en donde cada cuatro años cada nuevo Gobierno Municipal simplemente ignora las propuestas de los anteriores e improvisa otras. Es lo que ahora hay que evitar en el caso del interés actual por el Centro de la ciudad o la propuesta para el Tren de cercanías, la que primero que todo se debería sustentar en la conformación del Área Metropolitana de la ciudad a partir de la que de hecho ya existe. El Área Metropolitana es la que engloba una ciudad principal (la metrópolis) que le da su nombre, y una serie de ciudades dormitorio, industriales, comerciales o de servicios (Wikipedia). Por eso la de Cali no se debe confundir con la región de ciudades del valle alto del rio Cauca, que se extiende de la Virginia a Sa...

Viaje a la arquitectura

  Recorriendo su bello país de la mano de José Saramago (Azinhaga, Portugal 1922-2010 Tías, Las Palmas, España, Premio Nobel de Literatura de 1989) de octubre de 1979 a julio de 1980, es muy grato encontrar a lo largo de Viaje a Portugal, 2022, más de 726 páginas de comidas, bebidas, gentes, paisajes, plazas y parques. Y capillas, iglesias, palacios, castillos y murallas -17 declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco- la gran mayoría muy interesantes para entender, con las palabras de Saramago, en qué consiste lo emocionante que pueden ser, y por qué “la utilidad no es incompatible con la belleza” (p. 450) y que “la arquitectura, sólo por sí, puede hacer feliz a un hombre” (p. 439). Escribiendo sobre la iglesia del Senhor Bom Jesus, en Matosinhos, dice Saramago que su arquitecto, Nicolau Nasoni (San Giovani, Valdarno, Italia 1691-1773 Oporto, Portugal) supo “entender los misterios del granito lusitano, darles espacio para llegar mejor a los ojos, alternando lo oscuro de la...