Ya los romanos los
usaban, como en Pompeya, de donde toman su nombre, para cruzar sus calles sin mancharse con la
inmundicia y el barro. Pero ahora y aquí, el que se ha dicho que se hará
al final del Paseo Bolívar definitivamente es un paso adelante en esta ciudad
sin andenes por donde pasear y ni siquiera caminar. Decir que un semáforo allí
causará trancones viales es exagerado aunque por supuesto no existirían nunca
si estuviera unido con el anterior y el siguiente, generando por la Avenida 2º
Norte una “ola verde”, es decir una serie de semáforos coordinados para
permitir el flujo continuo del tránsito rodado sobre varias intersecciones en
una misma dirección.
Pero mejor seria el hundimiento
de la Avenida desde el edificio Las Ceibas hasta el
Conservatorio, y prolongar el puente peatonal del CAM hasta donde
hoy está la Plazoleta de la caleñidad, ya propuestos por Sara
María Giraldo, Heinz von Halle y el autor de esta columna en el concurso para
la Manzana T´ y recordado aquí (Megaparque,13/01/2011). Pero dejando un carril
amplio arriba para acceder al estacionamiento de Las Ceibas y a la Avenida 6ª
Norte, y poder así unir a nivel el Paseo Bolívar y la Plazoleta del Correo, y
con un drenaje hasta aguas abajo del río para evitar su inundación. Desde la
vía deprimida se podría entrar directamente a los parqueaderos del CAM y de la
Plazoleta.
También habría que hacer otro amplio
paso pompeyano al frente de San Pedro –el atrio que tanta falta le hace a la
catedral- ya propuesto aquí (La Plaza de Caicedo, 10/06/2004) junto con un
estacionamiento público, de dos o mas pisos, que se podría hacer debajo de las
amplias zonas sin árboles que rodean el parque mismo. Y con otro similar, asimismo
propuesto aquí, debajo de la plaza de San Francisco, serían claves para
recuperar el Centro de la ciudad (La Plaza de San Francisco, 17/06/2004). Y la
recuperación del Centro es clave para mejorar la ciudad toda, re densificándola
y desestimulando su inconveniente extensión al sur.
Ideas estas retomadas en el
Plan del Centro Global, con el arquitecto Oscar Mendoza, siendo Juan Carlos
Ponce de León Director de Planeación, que hoy se están reinventando
desarticuladamente ante la ausencia de un verdadero plan vial para Cali. Que se
debería pensar bajo la premisa de solucionar al mismo tiempo la circulación de
peatones y vehículos, pero que la prioridad la debe tener la gente y no los
carros como pasa ahora, siendo la principal causante de muertes en la ciudad; como
la de ese anciano atropellado en la Calle 5ª “pese” a que estaba a “escasos” 50
metros de un puente peatonal, que por supuesto no podía subir y bajar con
seguridad y comodidad.
¿Y por qué no otro paso pompeyano en
el Obelisco? Ya hay semáforo, solo falta el paso. A los que les preocupa la
movilización de
gentes y vehículos en Cali (movilidad es la cualidad de
movible) hay que recordarles que primero que todo
habría que racionalizar la señalización y demarcación de sus vías, darles continuidad,
regularizar los carriles, eliminar las dobles calzadas en un solo sentido y
tantos giros a la izquierda (son como un “auto suicidio”) y poner semáforos
sincronizados. Estos, como en cualquier ciudad grande, permiten que los
peatones crucen las calles por las esquinas sin tener que correr, y que los
vehículos si “corran” por “olas verdes”.
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