Se trata de la base teórica sobre la que se sustenta un escrito, o que se rebate en su desarrollo posterior, y que forma parte del mismo. Pero si bien es lo ético en una columna de opinión, debería ser obligatorio en toda propuesta para la ciudad, lo que no suele suceder en Cali en donde cada cuatro años cada nuevo Gobierno Municipal simplemente ignora las propuestas de los anteriores e improvisa otras. Es lo que ahora hay que evitar en el caso del interés actual por el Centro de la ciudad o la propuesta para el Tren de cercanías, la que primero que todo se debería sustentar en la conformación del Área Metropolitana de la ciudad a partir de la que de hecho ya existe.
El Área Metropolitana es la que engloba una ciudad principal (la metrópolis) que le da su nombre, y una serie de ciudades dormitorio, industriales, comerciales o de servicios (Wikipedia). Por eso la de Cali no se debe confundir con la región de ciudades del valle alto del rio Cauca, que se extiende de la Virginia a Santander de Quilichao, ni con su hinterland, o sea su zona de influencia terrestre, que abarca a Palmira, Miranda, Florida, Candelaria y la Salida al mar. El Área Metropolitana sólo debería ser la comprendida entre Yumbo y Jamundí, y entre la Cordillera Occidental y el río Cauca, tanto la urbanizable como la destinada a cinturones verdes.
Entonces el Tren de cercanías hay que entenderlo como sólo un componente de los dos ejes urbano regionales ya propuestos para Cali, los que la unirían con las ciudades adentro y afuera de la ciudad en su Área Metropolitana y con su hinterland. Ejes que primero que todo incluyen los pares viales de las Cls, 25 y 26 en el norte-sur, a cuyo centro iría el Tren de Cercanías en medio de una larga alameda y acompañado, o no, por una autopista urbana; y el eje oeste-este conformado por las dos vías a los costados del río Cali, pero en el que el Tren necesariamente tendría que ir por otra parte a Buenaventura y a Palmira o ser subterráneo en su paso por la ciudad.
Y hay que entender que el Centro ya no es solo el Centro Fundacional, sino que ahora se trata del Centro Ampliado y, en él, del Centro Histórico con sus Bienes de Interés Cultural, BIC, los que se siguen ignorado, como La Sagrada Familia, la Capilla de la Inmaculada, el Colegio de Santa Librada, el edificio de Coltabaco y el “pulpo” que se construyó, violando todas las normas, en la Cr. 6ª entre Cls. 3ªy 4ª en San Antonio. Y recordar que patrimonio urbano es el conjunto de elementos presentes en la ciudad procedentes de generaciones anteriores y en los que cada sociedad reconoce un valor cultural o emocional, físico o intangible, histórico o técnico (ICOMOS, 1965).
La base teórica sobre la que se sustenta lo dicho arriba, y que se ha repetido con frecuencia en esta columna, está en las propuestas existentes sobre el Centro Ampliado y sobre los Ejes urbano regionales de Cali, dos trabajos a su vez sustentados en los existentes anteriormente sobre dichos temas, los que por lo demás están interrelacionados. Base teórica que implica una crítica a la forma como aún se enfrentan los problemas urbano arquitectónicos de la ciudad, la que equivocadamente se adelanta de manera puntual y no holística, y que deben ser analizados en conjunto e interrelacionadoss y no únicamente a través de cada uno de sus diversos aspectos.
Entonces el Tren de cercanías hay que entenderlo como sólo un componente de los dos ejes urbano regionales ya propuestos para Cali, los que la unirían con las ciudades adentro y afuera de la ciudad en su Área Metropolitana y con su hinterland. Ejes que primero que todo incluyen los pares viales de las Cls, 25 y 26 en el norte-sur, a cuyo centro iría el Tren de Cercanías en medio de una larga alameda y acompañado, o no, por una autopista urbana; y el eje oeste-este conformado por las dos vías a los costados del río Cali, pero en el que el Tren necesariamente tendría que ir por otra parte a Buenaventura y a Palmira o ser subterráneo en su paso por la ciudad.
Y hay que entender que el Centro ya no es solo el Centro Fundacional, sino que ahora se trata del Centro Ampliado y, en él, del Centro Histórico con sus Bienes de Interés Cultural, BIC, los que se siguen ignorado, como La Sagrada Familia, la Capilla de la Inmaculada, el Colegio de Santa Librada, el edificio de Coltabaco y el “pulpo” que se construyó, violando todas las normas, en la Cr. 6ª entre Cls. 3ªy 4ª en San Antonio. Y recordar que patrimonio urbano es el conjunto de elementos presentes en la ciudad procedentes de generaciones anteriores y en los que cada sociedad reconoce un valor cultural o emocional, físico o intangible, histórico o técnico (ICOMOS, 1965).
La base teórica sobre la que se sustenta lo dicho arriba, y que se ha repetido con frecuencia en esta columna, está en las propuestas existentes sobre el Centro Ampliado y sobre los Ejes urbano regionales de Cali, dos trabajos a su vez sustentados en los existentes anteriormente sobre dichos temas, los que por lo demás están interrelacionados. Base teórica que implica una crítica a la forma como aún se enfrentan los problemas urbano arquitectónicos de la ciudad, la que equivocadamente se adelanta de manera puntual y no holística, y que deben ser analizados en conjunto e interrelacionadoss y no únicamente a través de cada uno de sus diversos aspectos.
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