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La universidad en Cali. 19.11.1998


No. No se trata de la Santiago, ese monumento al mal gusto. Es solo que si la Universidad del Valle fuera antigua, seguramente se llamaría así. Como la de Bolonia o la de París, como Oxford o Cambridge o Hilderberg, en fin, la de Salamanca (la de Brasilia no es una excepción) o tendría  nombre propio como la Sapiensa o Harvard o Yale, o El Rosario o Los Andes. Si estuviera en la capital seria La Nacional, o La Central de Venezuela o la UNAM. Pero como es "regional" se llama como el MIT, el IIT o la de Antioquia. Lo de Univalle suena a sindicato.
          Pero fueron justamente los sindicatos de trabajadores y empleados estatales, incluyendo el de los profesores universitarios, los que en su último paro lograron el compromiso del gobierno (avalado por los Ministros del Interior y Trabajo y el Viceministro de Hacienda) de cumplir con los aportes previstos para las universidades públicas (Ley 30 de 1992) y de apoyar los procesos de saneamiento de sus finanzas y la reestructuración de sus obligaciones financieras. También se comprometió a buscar acuerdos con los profesores sobre el sistema universitario estatal y a establecer mecanismos que garanticen el correcto uso de los recursos destinados a la educación.
          Mientras se levantaba el paro se gestaba, por iniciativa de un sector del profesorado de La del Valle, el foro que se llevó a cabo la semana pasada, organizado por El País, marcando una reveladora diferencia entre el interés de su director por los asuntos de su ciudad y la indiferencia capitalina por una universidad que miran y tratan como de "provincia" (esa provincia que finalmente toca "despejar"). Como era de esperar, se concluyó en la necesidad de re-estructurarla, pero quedaron las diferencias sobre el cómo. Al contrario de lo que afirmó el Ministro de Educación, La del Valle no deberá ser la mayor "empresa" regional sino seguir siendo una de las más importantes universidades del país y tener como meta ser de las mejores de Hispanoamérica, al menos. Una universidad pública no es una empresa comercial. No se trata de la universidad que "necesitamos" como lo entienden los industriales que la proponen (para eso están los politécnicos privados, que no universidades) sino la que la sociedad "debe".
          Si bien La del Valle se fundó más como un politécnico, en los últimos años comenzó a ser una verdadera universidad. Una de las que con toda seguridad se conservarían, de las más de 30 públicas que existen, si se hiciera caso a la muy pertinente recomendación del Dr. Rodolfo Llinas, en el sentido de que este país solo necesita pocas pero muy buenas universidades. La creación de su Facultad de Artes -que los industriales creen que no necesitan pero que sería un aporte al pobrísimo diseño de sus productos, que los haría exportables y competitivos- fue un paso fundamental para que se comenzara a transformar, además de que jugaría un importantísimo papel en el lamentable estado arquitectónico y urbano de esta ciudad.
          Con la escogencia de su nuevo rector -que no su gerente- se dará un paso definitivo en su reorientación. Al provincialismo de un "vallecaucano" para la "mayor empresa" del "Valle" (¿que es el Valle?) se deberá anteponer una convocatoria pública internacional para rector de una universidad debidamente financiada -y fiscalizada- y con un profesorado bien pagado, como se hace en muchas partes en donde no se confunden las empresas con las universidades (o con ¡los ejércitos!) y en donde los gobiernos no dicen una cosa para levantar paros y otra para evadir su deber para con la educación pública. El que sus profesores sean buenos y eficientes será tarea de ese rector, en la que necesariamente fracasara si es escogido por los profesores, como lo demuestra el estruendoso revés del cogobierno que poco a poco instauraron en todos los niveles. Por lo contrario, lo deberá ser por un Consejo Superior (de verdad) conformado no por "representantes" sino por  autoridades académicas reconocidas, práctica que se debería extender a todos los cargos de dirección. Sería una nueva universidad, y solo por tradición habría que mantenerle su nombre.


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