Finalmente le otorgaron el Premio
Pritzker (el Nobel de la arquitectura: USD 100.000) a este gran arquitecto
ingles (Manchester 1935) autor del nuevo aeropuerto de Hong Kong, el mas grande
del mundo, de 1998, pero también de la pequeña pero maravillosa adición a la
Real Academia de Artes, en Londres, de 1991.
En
su taller, donde hoy trabajan 500 profesionales (arquitectos, diseñadores,
ingenieros, dibujantes, maquetistas y animadores) se han proyectado importantes
edificios como la sede de Willis, Faber & Dumas, en Ipswich, de 1974,
quizás su primera obra de fama mundial; o, el Centro Sainsbury para las Artes
Visuales, en Norwich, de 1978; o, el Banco de Hongkong & Shanghai, de 1985;
o, el aeropuerto de Stansted, el tercero de Londres, de 1991; o, el Comerzbank,
de Frankfurt, el edificio más alto de Europa, del mismo año; o, la muy conocida
torre de telecomunicaciones de Collserola, en Barcelona, de 1992, construida
para los Juegos Olímpicos, y pertinente ejemplo que Cali ha debido seguir, en
lugar de tugurisar con antenas de todos los colores y tamaños el Cerro de las
Tres Cruces. O, la Carré d´Art, de 1993, en Nîmes, un centro cultural al lado
del muy antiguo, famoso y conocido templo corintio, dedicado a los hijos del
Emperador Augusto en el año 4, es decir, hace casi dos milenios. O, las
estaciones del nuevo metro de Bilbao, de 1995; o, la Facultad de Derecho,
también del 95, de la Universidad de Cambridge, justo al frente de la
famosísima Facultad de Historia, de James Stirling (también Premio Pritzker),
de 1964; o, la remodelación del Reichstag, en Berlín, que se concluirá este año,
en el que su constante preocupación por "la ecología del edificio" es
de nuevo palpable.
Foster,
que es el más destacado exponente de la llamada arquitectura high-tech, cree
que este es un concepto algo mal interpretado pues los arquitectos, dice, siempre
han seguido los avances de la tecnología, y ésta no se puede separar del
contenido humanista y espiritual de un edificio: su poética surge de la
claridad de su estructura. No todos los arquitectos lo hacen, lamentablemente.
Y menos en los países sub desarrollados, en donde son muy dados a seguir modas
y copiar todo, incluso las formas, imposibles en ellos, del high-tech. Y ni se
diga de la gente común que cree que los nuevos materiales y estructuras solo
sirven para cárceles, estaciones de bomberos o naves industriales. Pero también
es cierto que reacciones similares produjo el Centro George Pompidou, de Renzo
Piano (también Premio Pritzker) y Richard Rogers (ex socio de Foster y muy
posible ganador futuro del Pritzker) de 1977, en París. Ciudad en donde
artistas, escritores e intelectuales pusieron el grito en el cielo cuando se
decidió, después de la Primera Guerra Mundial, que la Torre Eiffel permanecería
(fue levantada para la Exposición Universal de 1887-1899, y se previa
desmontarla una vez finalizada la exposición) convirtiéndose pronto en el
símbolo más reconocido de la capital de Francia.
Todo
esto hace pensar en el despropósito de la administración actual de Cali cuando
sin más decide poner a la venta su Centro Cultural (la antigua FES, de 1990)
pues no solamente es un agravio para la cultura, sino el desconocimiento de que
se trata del más destacado símbolo actual de la ciudad. Premio Nacional de
Arquitectura, este edificio fue diseñado por el arquitecto Rogelio Salmona,
junto con Pedro Mejía, Raúl H. Ortiz y Jaime Vélez. Salmona, cuya arquitectura
es muy diferente a la de Foster, pero que comparte con él un muy especial
manejo de la luz y una autentica preocupación por la ciudad, ha sido
candidatizado por el critico norteamericano Kenneth Frampton para el Premio
Pritzker. Una ciudad, que como dice Ortega y Gasset, no es primordialmente un
conjunto de casas habitables, sino un lugar de "ayuntamiento civil, un
espacio acotado para funciones públicas". Es el escenario de la cultura,
y, con el idioma, la obra de arte más grande del hombre; "prohíja el arte
y es arte" como anotó Lewis Mumford. El Premio Pritzker, afirma Foster, es
un reconocimiento a la importancia de la arquitectura en sí misma. Y, en su
caso, en relación con la ciudad.
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