Viniendo
del Sur, la Calle Quinta, que resuena en Cali como la famosa sinfonía de
Beethoven, se estrella contra la Avenida Colombia no quedando mas que bajar al
paso subterráneo, que no túnel, o seguir a nivel para voltear por la Cuarta e
iniciar un estrafalario zigzag si se
quiere pasar al otro lado del rio. Hay que ir hasta la parte de atrás del Hotel
Intercontinental devolverse por su frente a donde se estaba, cruzar el rio y de
nuevo pasar enfrente del hotel, y devolverse otra vez para llegar hasta la ex
Plazoleta del Correo para seguir al Norte por una Avenida Sexta de cuyo nombre
no queda si no nostalgia.
Claro
que por el “túnel” se llega mucho mas rápido pero siguen sin entender que los
taxis y carros particulares que lo necesiten o que prefieran disfrutar del
paisaje del rio y la ciudad con las Tres Cruces atrás, podrían usar el
abandonado carril del MIO y subir al mal llamado Boulevard para recorrerlo
lentamente dándole animación de día y seguridad de noche. Como en los Campos
Elíseos, para solo nombrar al mas famoso de todos, pues el de Cali es el único
sin carros ni arboles pero con chimeneas y bancas de lata que queman al
mediodía justo en su eje: es el anti bulevar por excelencia.
Que
diferencia recorrer la Quinta desde el Norte pese a que la bajada del paso
elevado hacia el antiguo Conservatorio no la han resuelto bien, como si los
encargados hubieran perdido geometría en el colegio, y a la altura del Hospital
Siquiátrico, como si los locos quisieran entrar y no escapar, la penetra la mal
llamada Autopista Sur Oriental, despues la embiste la Avenita Roosevelt, y luego cambia de rumbo y pasa de
Calle a Carrera, lo que no les importa a los que van al Campestre, Pero mal que
bien se puede, después de una serie de semáforos no sincronizados, salir a
Jamundí a donde les ha dado por vivir a los caleños.
Igualmente
la Salida al mar choca de frente a la Circunvalación en el puente de Santa
Rosa, obligando a otro zigzag, para poder seguir al Sur. No han oído la
propuesta de José Abt de que los que van a la Circunvalación sigan derecho y
los que van a la Avenida Colombia hagan una “oreja” por la marginal derecha del
río a la que habría que cambiar de sentido, conservándolo a todo su largo, como
en todos los ríos que atraviesan las ciudades; como las del Sena en París. Sería
mas rápido y ordenado para todos, al menos en ese punto, pues mas adelante la
Circunvalación se estrella de nuevo, como no, con la Quinta.
Como en
toda sinfonía clásica, la Quinta tiene cuatro movimientos: un allegro (rápido, animado o con energía)
cuando se cruza el río hacia el Sur, un andante (andare, andar o ir) si se pudiera ir por el “aboulevard” y finaliza con un scherzo (jugueteo o broma) que como en la de Beethoven continua
en el cuarto movimientos, cuando se estrella primero con la Avenida Colombia
tratando de pasar al Norte y después con la Sexta si se escogió oír el ruido
del “túnel”.
El caso es que la movilidad de los
automóviles (carros, buses, etc.) en las ciudades solo se resuelve
“componiendo” con cuatro clases de vías: longitudinales, radiales, ortogonales
o combinadas. Pero en Cali se sobrepuso a las patadas la estirada
ciudad actual sobre la radial de hace un siglo, que por lo demás era apenas
semi radial, la que a su vez ensancho mal la ortogonal y sensata de hace dos
siglos. Es el problema de desconocer la historia de las ciudades, y que la
geografía va primero como lo demostró el conocido historiador francés Fernand Braudel.
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