Para principiar, hay que precisar que se trata de esas partes de un territorio natural que son admirables por su aspecto artístico, y que pueden ser observadas desde un determinado lugar (DLE), a las que se agregan las calles, avenidas, plazas, parques, zonas verdes y toda clase de edificaciones que conforman cualquier ciudad. Paisajes que en algunos casos, como precisamente los que acogen las ciudades, y entonces son considerados ahora, además de por sus valores estéticos, por los culturales, y debido a eso pasan a ser objeto de protección legal buscando garantizar la conservación de lo que queda de ellos, y se procede a recuperarlos si es necesario. Al respecto escribe, casualmente, Robert Macfarlane en su libro Bajotierra, 2019, pues su tema es precisamente lo que está bajo tierra, que: “Todas las ciudades son adiciones a un paisaje que requieren sustracción de otro paisaje” (p. 147). El hecho es que al tiempo que las calles y edificaciones de las ciudades se agregan a un paisaje pr...