Las guerras, como la de Ucrania, y las guerrillas, como las de Colombia, han acompañado desde siempre a la humanidad, e igualmente los cambios climáticos; pero en las próximas décadas, y juntos, comprometen a todo el mundo. Por lo tanto, es ineludible proceder ahora contra unas y otro, y no pensar que hay que esperar a que sean los demás los que lo hagan. Apoyar a Ucrania y acabar con las guerrillas alimentadas por el narcotráfico y la corrupción es perentorio, lo mismo que tomar todas las medidas posibles para reducir los efectos del cambio climático, que aún hay que precisar más, junto con huracanes, nevadas, lluvias continuas, grandes derrumbes y subida del nivel del mar. La guerra de Ucrania ha impedido, o dilatado, muchas de las medidas programadas para contrarrestar el cambio climático, y continúa amenazando en convertirse en una tercera guerra mundial, y esta posiblemente sería nuclear, y ahí sí sería el fin de las guerras y… de casi todo. Hay que pensar en cómo se podría ...