En tiempos del Descubrimiento, en las ciudades europeas los tipos edilicios persistían durante largo tiempo, los trazados y parcelamientos originales no tenían cambios notables y la ubicación de la población tendía a ser estable, habitando en muchos casos durante generaciones en los mismos lugares. Las ciudades americanas, por el contrario, como lo ha observado el arquitecto e historiador Ramón Gutiérrez, son desde su inicio muy dinámicas. Los tipos se sustituyen frecuentemente y los trazados originales sufren superposiciones, mutilaciones y transformaciones, que en ocasiones los tornan irreconocibles; las gentes raramente permanecen en un mismo lugar ni siquiera en una misma generación. Barrios enteros cambian de carácter físico y social en pocos años. Las calles, los barrios y los edificios cambian de nombre según los vaivenes de la política o a impulsos de la "modernización". No hay en las ciudades americanas muchos aspec...