A esta ciudad le faltan muchas cosas
pero también le sobran bastantes.
La
Avenida Sexta, por ejemplo, sería mejor sin los embelecos que le pusieron y que
les costaron a los contribuyentes varios miles de millones de pesos. Como sus
inútiles bancas, sus "monolitos" de granito o sus jardineras con sus
matas secas. Habría que eliminar las bahías para carros pues entorpecen el
transito y no dejan apreciar los andenes. Los absurdos y peligrosos tubos rojos
del piso no habrá que quitarlos pues ya se los están robando, pero si habría
que reemplazarlos por bolardos para que los salvajes no vuelvan a subir sus
carros a los andenes, que deberían ser amplios, sencillos y uniformes para
caminar, apreciar vitrinas y ver a los demás. La mejor parte de la Avenida
Sexta es en la que nada se hizo y nada costó.
La Avenida Colombia quedaría mejor sin las
barandas; lo que queda de ellas, pues con esa costumbre bárbara de repavimentar
las calles sin retirar la capa de rodamiento existente, fueron levantados los
andenes con el resultado de que quedaron "tragadas"; y dejar solo las
imprescindibles por seguridad. Y como también se están robando las pérgolas,
pues quitarlas del todo. Y las materas que se hicieron alrededor de los árboles
en algunas partes y que se rajaron al otro día. Y por supuesto todas las boberías
que se han hecho disque para embellecer el río. Los mejores trayectos de su
paso por la ciudad son aquellos en los que solo hay agua corriendo entre
piedras, árboles y pasto. Son realmente bellos y únicos en el país.
Habría que quitar o remodelar muchos "monumentos"
que no lo son y cuya ridiculez es tanta que la gente se hace la que nos los ve,
o que en verdad no se ven pues se confunden con el deterioro de fondo de la
ciudad. Sería una obra de piedad quitar todos los monigotes de pasta imitando
bronce que pusieron sin que nadie lo pidiera. ¿Que tal que en una ciudad de
bellos árboles el homenaje al árbol sea uno de lata? ¡Que tal el monumento a la
policía desvalijado por los ladrones! ¿Es que no se dan cuenta de lo que esto
significa?
Habría que prohibir todos los pasacalles, fatalmente feos
pues siempre están escurridos; y lo mismo todas las vallas de publicidad
exterior que tapan el cielo, los cerros y los edificios, y ahora los paraderos.
Y prohibirlas en las culatas. ¡Y en las fachadas! ¿Es que no se dan cuenta de
que no sirven para nada, pero que estropean el paisaje? Y quitar por lo menos
la mitad de las señales de transito. No menos
de la mitad de esa mitad son
antitécnicas y la otra mitad son señales repetidas, incluso varias veces en
algunas partes. Son pruebas descaradas del serrucho que fue ponerlas para
reemplazar unas en perfecto estado que ahí están como nuevas ante los ojos de
los caleños que prefieren ignorarlas como si no fueran puestas con su dinero, o
con tal de no obedecerlas o quejarse de que no se pueden obedecer. ¿Que tal esa
que al costado del Hotel Intercontinental prohíbe circular a caballo? ¿O la
antiquísima que bajando por el puente de la estación nueva prohíbe entrar a
Cali?
Habría
que quitar escalones, tropezaderos y
cambios de materiales de los andenes, pues son tantos y tan molestos que
los peatones tienen que circular casi siempre por las calzadas arriesgando su
vida y entorpeciendo el transito. Habría, si, que poner semáforos peatonales.
En Cali, sin exageración, no hay un sólo anden caminable que se extienda por
más de una cuadra. La mayor violencia de esta ciudad es que aquí no se puede ni
caminar ni cruzar las calles.
Con menos cosas, y venciendo su rechazo mestizo y
provinciano a lo vacío, al silencio, a lo blanco, lo sencillo, lo liso, lo
terso, a lo recto, lo equilibrado, lo continuo, a lo nítido...a lo limpio, Cali
volvería a ser fácilmente una ciudad amable y bonita. Pero el problema es que
estas obras no interesan pues aunque muy baratas y con una relación costo
beneficio muy buena, su CVY en cambio es muy malo. Mejores son esos cruces
viales innecesarios, aparatosos y mal diseñados, pero muy costosos, como el de
la Avenida Pasoancho con la prolongación de la 5ª, a la altura de la
Universidad del Valle, que se sacará a licitación justo para las elecciones.
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