Qué bello nombre, qué maravilla de
lugar en pleno valle fascinante. O casi. Los hemos maltratado sin misericordia;
pero algo queda. Ya quisieran en otras partes sus acogedoras calles estrechas y
sus sobrias, altas, grandes, frescas y hermosas casas de patios llenos de
bellos árboles, como la de los Jaramillo (de que habla Santiago Sebastián), qué
quien sabe si ya pasó a la lista de las construcciones abandonadas; o
desaparecidas como la Ermita del Milagroso. Y también su clima, su tranquilidad
y encanto de ciudad pequeña y el que sus industrias estén retiradas, haciendo
posible ese sueño imposible del General Maza que no entendía por qué las ciudades
no se hacían en el campo que es tan bello.
Pero los que no
aprecian el paisaje y las ciudades tradicionales (como si fueran posibles
otras) la destruirán a menos de que se vuelva para Cali lo que Cuernavaca para
Ciudad de México o la Villa de Leyva para Bogotá. O la capital del
Departamento, ya que fue la escogida cuando el Valle se desmembró del Gran
Cauca a principios del siglo XX. Pero ¿cómo olvidar que cuando finalmente se
prefirió a Cali se inició la destrucción de la bella aldea colonial que esta fue?
A lo mejor sería lo peor y el sino de Buga es ser derribada a poquitos, no como
Cali, en tres asaltos, el último de los cuales, el de la sub cultura del
narcotráfico cuando se sigue considerando al segundo, los Juegos Panamericanos,
como su mejor momento.
El
centro histórico de Buga es Monumento Nacional desde 1959, y ni así. Lo han
estropeado con remodelaciones torpes y llenado de edificitos baratos, voladizos
codiciosos, materiales extraños, avisos y retrocesos, y boberías de
arquitectos. Allí se podría caminar o ir en bicicleta (o en victoria como en
Palmira o…Luxor), pero muchos lo que quieren es mostrar sus carros grandísimos
con que tapan calles y personas. Por eso no ven esas calles, plazas y casas que
en Sonora, México, por ejemplo, hacen (con el clima), que los ricos de
Hollywood bajen a Real de Álamos, que las tiene similares. Aquí cada día las
destrozan mas aprovechando que ya no está Diego Salcedo para defenderlas.
Buga tiene un hotel
encantador y pronto tendrá un moderno terminal de buses; está a poco mas de
media hora del aeropuerto, del futuro estadio del Deportivo Cali y del
Hipódromo del Valle en el que tal vez algún día corran de nuevo los pura
sangre; y a poco mas de una de Santander de Quilichao, Cartago o Buenaventura y
a unas cuantas de Bogotá si se cruzara la cordillera con un túnel de verdad. La
vía al Pacifico desde el interior del país ahora pasa es por allí y el camino
al mar, que inicialmente solo llegaba a Cali, hace años llega también a Buga;
pero ya olvidaron el significado de su faro.
Muy cerca están el
mágico bosque de niebla de Yotoco, la bella laguna de Sonso y el bellísimo lago
Calima, y muchas importantes casas de hacienda como La Julia, Monumento
Nacional, que está a sus puertas. Y por si hiciera falta, el Milagroso los hace
ahora en una basílica que por su sólo tamaño no deja de convencer. San
Francisco, Santo Domingo y San Pedro son de lo mejor de la arquitectura
colonial del sur occidente. Se han restaurado el Teatro y las arcadas del
Parque Cabal e importantes edificaciones como las del actual Palacio de
Justicia y no pocas casas. Que bonita podría ser Buga en este valle aun bello.
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