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Arquitectura y ciudad. tradición y modernidad. 15.05.2003


La gran arquitectura se inició con las tumbas antes que las ciudades. Está asociada a los monumentos y al arte. Las viviendas vernáculas de todo el mundo no son mas que una maravillosa artesanía, escasa ahora que la mitad de su superpoblación vive es en ciudades. Se siguen haciendo monumentos pero la bella arquitectura domestica de antes desaparece junto con calles y plazas, sobre todo aquí en donde hoy se diseña cualquier cosa como si fuera un mausoleo, ignorando la ciudad, sus tradiciones y circunstancias.
          La arquitectura moderna -antítesis de la ciudad tradicional- planteó edificios exentos separados por autopistas y aislados en zonas verdes que ocultan las relaciones entre ellos, evidentes apenas en sus abstractas “localizaciones”. No es casualidad que solo en el tercer mundo se intentaran ciudades modernas; Chandigarh, en la India, en 1950, de Le Corbusier, y Brasilia, en 1960, de Lucio Costa (la ciudad) y Oscar Niemeyer (sus principales edificios), en donde se pretendió un atajo al progreso mediante el urbanismo y la arquitectura. Pero lo que sí se emprendió en todas partes fue la modernización de las ciudades existentes. En Europa se salvaron los centros históricos por ser grandes y sólidos. Pero aquí, buscando modernizarnos, destruimos los nuestros, pequeños y frágiles, y los rodeamos de enormes invasiones de pobres, cuya fealdad vuelve miserables, y de suburbios de nuevos ricos, igual de pobres por lo miserable de su estética. 
Años después los arquitectos en Europa comenzaron fue a remendar los daños hechos por los intentos de renovación y por la guerra. Recomponer calles, recrear manzanas y patios y revitalizar centros históricos son sus nuevos (viejos) propósitos. Como en la Interbau de Berlín, de 1980 (desandando la de 1957), y recientemente en la Potsdamer Platz. O en Barcelona, para las Olimpíadas de 1992. También se rehabilitan pueblos abandonados, como Colleta di Castelbianco, en Liguria Italia, en 1994, en los que se combina la pasmosa calidad y variedad de sus viejos espacios urbanos y arquitectónicos con lo último en higiene, confort, seguridad, comunicaciones y transporte.
          La ciudad primigenia en el oriente definió unos tipos edilicios vigentes hasta hoy. En las de la antigüedad y el medioevo, apretadas entre murallas, los monumentos eran exentos pero las casas formaban manzanas cerradas y con patios. Como en nuestras ciudades coloniales, en donde el espacio urbano público (las calles) está nítidamente separado del privado (patios y solares) por las construcciones (edificios públicos o casas privadas), y únicamente el maravilloso zaguán comunica lo íntimo (la penumbra y el silencio del patio) con lo público (la calle luminosa y animada). Actualmente, los antejardines y aislamientos laterales, mal importados de EU, hacen que esta importantísima diferenciación sea confusa e irrespetada.
La larga evolución de la arquitectura occidental fue solo la de sus formas y técnicas (los estilos históricos), y algunas variaciones en los usos. La ciudad compacta tradicional y su arquitectura, pese a sus variaciones, son tan persistentes que llevan a pensar que son tan humanas como la lengua. Y apenas han cambiado climas y paisajes en La Tierra y nada su tectónica desde que el hombre habita en ella, y las características biológicas de este tampoco; solo su cultura.

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