Desde que los chinos lograron para Beijín los Olímpicos de 2008 se fijaron como meta deslumbrar al mundo con los mejores Juegos de la historia, colocar a China en la escena internacional y convencernos de que han entrado a la modernidad (El País, Madrid, 2006). Y quieren para su capital la imagen de "una ciudad limpia" arrasando con el presente de su pasado al destruir barrios enteros que en cualquier país de Occidente estarían protegidos. Los viejos habitantes pobres del centro son expulsados para dejar paso a los nuevos proyectos inmobiliarios y comerciales, diseñados por arquitectos principalmente europeos pues está de moda entre los nuevos chinos ricos lo “moderno”, lo occidental. Ya no quieren vivir en sus tradicionales vecindarios de estrechos callejones e íntimos patios. A esta situación se suma el afán por ampliar las calles del centro, que no fueron concebidas para el transito automotor, para introducir más carros, ahora los reyes en China, sin que importe que c...