Como dice Christopher Hitchens, el dogmatismo y la intolerancia a que han llegado en general las religiones ha implicado muchos y graves inconvenientes para el progreso civilizado de la humanidad (Dios no es bueno, 2008). Desde la represión inhumana de la sexualidad hasta el terrorismo mas cruel, pasando por las persecuciones y guerras religiosas, si es que no todas lo son en parte. Pero también es un hecho, igualmente comprobable, e inquietante, que las religiones han sido hasta hace poco las grandes promotoras de las artes. Desde la literatura, la música y el teatro, hasta la pintura y la escultura, pero sobre todo de la gran arquitectura, cuya historia se confunde con la de templos, tumbas y palacios, monumentos de la humanidad que el fundamentalismo religioso se dedica ahora a destruir. Creer en la religión mas que en la ciencia es equivocado y nos ha llevado al excesivo crecimiento poblacional...